Mirtha conmovida en el museo Sarmiento de San Juan
“Vine cuando era chiquita, pero hace tantos años que ni me acuerdo”, comentó con buen humor Mirtha Legrand antes de ingresar a la Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento. La reina madre de la televisión llegó pasadas las 13, acompañada por el gobernador Gioja y una numerosa comitiva. Para la ocasión, eligió un veraniego trajecito beige (dicen que trajo en su valija 7 cambios de ropa para 2 días), anteojos de sol y look super elegante (sello legranesco).
¿Apareció Susana? No. Brilló por su ausencia. Prefirió quedarse recluida en el hotel y durmiendo, incluso le dijo a su entorno que estaba super agotada y prefería descansar. Se rumoreaba que irían las dos a la Casa de Sarmiento y después al Dique de Ullum, pero no. Sólo salió la diva más enérgica.
La Chiqui, antes de ingresar, posó para los fotógrafos, charló un rato con los medios y describió la noche vivida en la Fiesta del Sol: “De otro mundo. Está a la par de la Vendimia. Me gustó todo”, aseguró Mirtha. Estaba tan alegre, que no tuvo problemas en posar para un numeroso grupo de gente que se acercó a saludarla (algunos sabían de su arribo y otros casi se murieron cuando la vieron). Una vez adentro, comenzó a escuchar atentamente la guía de Beatriz Oviedo de Coria, la directora del Museo de Sarmiento, y a intercambiar conocimientos (casi sabía tanto como la primera).
“Era muy enamoradizo Sarmiento, ¿sabían? Tuvo varios romances”, comentó mientas recorría cada uno de los rincones de su casa. Quedó fascinada con el telar de doña Paula Albarracín, la famosa higuera del patio y hasta leyó a los presentes una de las frases del alma mater de la educación, que estaban enmarcadas. También se sacó fotos con sus admiradores, sin ningún tipo de reparos, y por último firmó el libro de visitas en la biblioteca. ¿Qué escribió?: “En recuerdo de mi visita inolvidable a la casa del gran sanjuanino y gran argentino. Todo un patriota excepcional, ejemplo de honestidad, sapiencia, cultura e inteligencia. ¡Viva la patria!”.
Por último, la Chiqui apresuró a todos porque su avión salía a las 14 y a las 16 debía estar en Buenos Aires con Susana. Pero no dudó en profetizar regreso: “Voy a venir con mis nietos y bisnietos. Este lugar es conmovedor”.