A un año de la muerte de Facundo Cabral
Contador de historias y “vagabundo first class”, como se definió alguna vez apelando a esa lúcida ironía que fue su marca en vida, el músico Facundo Cabral murió el 9 de julio del año pasado en la ciudad de Guatemala, en una forma violenta, por error y siendo víctima de un atentado que no estaba dirigido a su persona.
El autor de “No soy de aquí, no soy de allá” (un himno a la libertad que tuvo alcance planetario y se cantó y grabó en las más diversas lenguas), murió víctima de un atentado perpetrado por un grupo de sicarios y que estaba destinado al empresario de la noche nicaragüense Henry Fariñas, quien trasladaba al músico argentino al aeropuerto.
Dos de los asesinos de Cabral (los sicarios Bryon Cortez Lima y René Lima Muralles) fueron condenados a 93 años de prisión por un tribunal guatemalteco en marzo pasado, mientras que un tercero (Gustavo Camey Amaya) a 78 años, cuando otros dos que participaron del ataque permanecen prófugos.
Asimismo, el presunto autor intelectual del ataque contra Fariñas en el que murió Cabral, el narcotraficante costarricense Alejandro Jiménez, alias “El Palidejo”, fue detenido también en marzo mientras se sustancia un proceso judicial en su contra.
Nacido el 22 de mayo de 1937 en la ciudad de La Plata como Rodolfo Enrique Facundo Cabral, el músico que se dio a conocer como El Indio Gasparino y que tejió alrededor de sí una suerte de mitología en la que se entrecruzaban personajes famosos, situaciones extrañas y reflexiones agudas, murió a las 74 años, de un modo inesperado, violento y en una tierra lejana.
No es extraño que haya muerto fuera de su casa, ya que Cabral hizo de los viajes y los encuentros un modo de vida, y a partir de ellos construyó una personalidad única en el medio artístico.
Nacido en La Plata, junto a su madre y seis hermanos, Cabral se trasladó a la ciudad de Ushuaia con pocos años de vida, desde donde llegó a Tandil a los 8, iniciándose como cantante a los 22 en Mar del Plata, luego de una adolescencia tumultuosa que incluyó su internación en un reformatorio.
Con el nombre artístico de Indio Gasparino, Cabral logró cierta repercusión hasta que su carrera quedó definitivamente consagrada en 1970 con su canción “No soy de aquí, no soy de allá” (“…no tengo edad ni porvenir/y ser feliz es mi color e identidad”).
Trovador y trotamundos antes que cualquier otra cosa, Cabral visitó y actuó en 165 países, con conciertos en lugares como el Lincoln Center de Nueva York, la Catedral de Toledo y el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
Exiliado en 1975 en México, luego de ser amenazado por la Triple A por ser considerado un músico de protesta, Cabral volvió al país en 1984 y unos años después alcanzó su cima de popularidad, que tuvo su punto cúlmine con un concierto en el estadio de Ferrocarril Oeste ante 35.000 personas.
Por su actitud de vida y su mensaje de esperanza abierto a toda la humanidad fue declarado Mensajero Mundial de la Paz de la Unesco en 1996, y en 2008 recibió el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Autor de canciones como “Pobrecito mi patrón” y “Vuelo bajo”, Cabral editó a lo largo de su carrera decenas de discos con títulos como “Cabralgando”, “Pateando tachos”, “Entre Dios y el diablo”, “El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací”, “Recuerdos de oro”.
También escribió libros: “Conversaciones con Facundo Cabral”, “Mi Abuela y yo”, “Salmos”, “Borges y yo”, “Ayer soñé que podía y hoy puedo”, y el “Cuaderno de Facundo”, entre otros.
“Muchas veces me dicen, maestro, cantautor, poeta, trovador, juglar y qué se yo cuántas cosas más. En cambio yo me defino como un narrador de historias, viajes, sueños, pesadillas”, aseguró en 2006 en una charla con Télam en la que fue -quizá- la calificación más exacta sobre sí mismo de las cientas que se han hecho. (Télam)