Una creación periodística de Luis Pedro Toni

COMO NOS VIO EL PERIODISTA ESPAÑOL FERNANDO LLAMAS

España ganó 2-1 a Argentina en la celebración del centenario de su fútbol, que nunca fue tan brillante. Bailó a los bicampeones del mundo en un primer tiempo memorable, aunque a su exhibición le faltó continuidad en el segundo y contundencia para sellar la abrumadora superioridad. Argentina se sostuvo tras el descanso gracias a su furia, con una actitud alejada de la de cualquier otra selección en un partido amistoso. Dio pena la Argentina del primer tiempo, desaparecida bajo la avalancha de la España orgullosa, la del taconazo, la velocidad de desmarque y el juego divertido. Además de efectivo, como había subrayado Xabi Alonso de comienzo con su remate a puerta hueca tras sublime intervención de David Silva.

Con la bandera del estilo depurado y las ganas de prolongar la ristra de resultados ilustres, España debió marcharse al intermedio con una ventaja en cifras adecuada a la enorme superioridad de su juego.

Sin Torres, resguardado de lesiones al acecho, la selección jugó con cinco centrocampistas, tan atacantes que los argentinos no veían la forma de pararlos. No tardaron en recolectar tarjeta tres de sus cuatro defensas: Coloccini, enloquecido por las filigranas de Villa, Iniesta y Silva; Heinze, atribulado en la ayuda a su lateral y Ansaldi, el tipo que llegó tarde al rechace de su portero y permitió el remate a gol de Xabi Alonso.

Los modales argentinos
Dio que pensar que, a pesar del enorme caudal de la Roja, a la albiceleste se le hubieran concedido dos clamorosas oportunidades de empatar en rápidas transiciones, que no centraron como debían Higuaín y Di María, un extremo izquierdo en un momento de forma sencillamente sensacional.

Fue molesto comprobar que a Argentina, ante un rival netamente superior, sólo le alcanzara el recurso del juego al límite del reglamento y la pajarera permanente con los jugadores contrarios, con el árbitro o con el hincha del tercer anfiteatro.

Fue incómodo ver a España incierta en la segunda parte, por el puro empuje argentino, con alguna variación en el paisaje: la ausencia de Puyol, por precaución, tras el descanso y una posición algo más adelantada de los laterales albicelestes, que alteró la tranquilidad de los españoles justo cuando tras un penalti no pitado en área argentina, de Gago a Iniesta, se pasó a señalar la pena en la de Casillas, por una falta mucho menos evidente de Albiol -sustituto del capitán barcelonista- a Maxi Rodríguez.

Sobre todas las cosas, parecieron más groseras que nunca las actitudes pasadas y presentes para con Messi, que trabaja con Argentina, con esta Argentina descosida y sin método, el doble que cuando juega con el Barcelona. Y lo poco que le luce no es desde luego culpa suya. Por dos malos partidos hace 10 buenos. Como el que desplegó en el Vicente Calderón madrileño, aunque su selección no le ofrezca la posesión de la pelota que le garantiza siempre su club. Encontró una ocasión de gol, el penalti a Maxi, y la convirtió en empate.

El 1-1 no valía para el permanente examen a que se somete esta España campeona de Europa, única en su especie. En un final demasiado embarullado, Demichelis tocó una pelota con la mano en su área y el penalti quedó clavado en la portería de Romero con el segundo gol de Alonso. Un lanzamiento valiente, arriesgado, adentro. Que si hubiera ido fuera, nadie se ahorraría la calificación de temerario.

Todos al campo
Vicente del Bosque hizo algo a favor del desorden por respetar los vaivenes clásicos en los amistosos. Dio de jugar a los seis suplentes utilizables: a Cesc Fábregas -el titular fue Busquets-, a Negredo, a Jesús Navas, debutante al fin en la absoluta; a un Mata al que le dio tiempo mostrar sus mejores armas y hasta a Reina, para procurar el homenaje público y notorio a Casillas en su internacionalidad número 100.

Maradona, más rabioso y necesitado, aguantó con su once hasta casi el final. Levantado desde el primer minuto, esperando la inspiración para construir un equipo más equilibrado. Parecía jugarse la final del Mundial: protestó todo, como sus jugadores, desde la banda. Pero por mucho que quiera aparentar, para empatar a España, a su Argentina le falta por recorrer una distancia sideral.Madrid,Fernando LLamas.Elmundo.es