El argentino Andrés Neuman ganó el Premio Alfaguara
El argentino Andrés Neuman se alzó con el Premio Alfaguara de Novela -dotado con 175.000 dólares- con su obra “El viajero del siglo”, según anunció el jurado encabezado por Luis Goytisolo en una videoconferencia realizada con distintas filiales latinoamericanas desde Madrid.
Ambientada en la Europa post-napoleónica, la obra relata la historia de Hans, un viajero que llega a una ficticia ciudad alemana llamada Wandernburgo, donde se detiene a pasar una noche y se va encontrando con una serie de sucesos y personajes que alargan su estadía indefinidamente, entre ellos un organillero que se cruza en un mercado y una mujer llamada Sophie.
El fallo del jurado destacó “la ambición literaria y la calidad de una novela que recupera el aliento de la narrativa del siglo XIX, escrita con una visión actual y espléndidamente ambientada en la Alemania post-napoleónica”, a la vez que la califica de “ambicioso experimento”.
“Una de mis preocupaciones era que quedase claro que no era una novela histórica sino más bien una novela futurista que sucede en el pasado, porque no narra ningún acontecimiento histórico real a pesar de que en el fondo esta toda la historia de la Europa de la restauración”, contó el autor en diálogo desde Granada, donde reside.
La novela que transcurre en 1827 aunque nunca se especifica en el libro, y que el autor calificó como “una metáfora del presente”, nació en su imaginación, según contó, cuando escuchaba un “hermoso lieder de Schubert que se llama El organillero, protagonizado por un viajero que encuentra a un organillero y decide quedarse a cantar con él”, como ocurre en su historia.
El protagonista, quien “esconde un misterioso secreto”, “es una especie de Angel exterminador de Buñuel en versión novela clásica -deslizó Neuman-, con una reescritura posmoderna, porque la idea era contar con el lenguaje del siglo XX, el bagaje de todas las vanguardias, para recontar esa tradición del XIX, y este personaje muy nómada e inquieto, parece haber estado en todas partes pero no se mueve de su sitio en toda la novela”.
“Hans es un viajero misterioso, que no se sabe de donde viene y no se sabe a donde va, él esconde un secreto importante y llega a esta pequeña ciudad de casualidad y de pronto no puede salir, porque siempre le va ocurriendo algo que lo demora. Se encuentra primero con el organillero y un poco mas tarde con Sophie, con la que va a tener una historia de amor muy importante”.
“Me interesaba que esa ciudad alemana -donde transcurre la historia- fuese inventada pero verosímil, por eso me documenté durante seis años, leí literatura de la época, vi películas que transcurrieran en ese momento, y luego hice un viaje en bicicleta recorriendo los paisajes y tratando de imaginar ese lugar inventando que no corresponde a ningún lugar real, pero que está más o menos al noroeste de Alemania”, describió.
Según Neuman, la novela tiene “muchas correspondencias con el presente: una de las tragedias de la Europa actual es que está viviendo una especie de crisis de identidad, un momento de inflexión cuando las potencias europeas se alían en torno a valores conservadores y defensivos, y la Europa post-napoleónica de la restauración estaba pasando por el mismo trance también, reconfigurando su mapa político, igual que ahora”.
“Una vez que Napoleón fracasa en su cruzada tan sugerente y revolucionaria como autoritaria e imperialista se produce una especie de vacío de valores que creo que es lo que estamos viviendo ahora. Una vez que las ideas que se interpretaban como revolucionarias no funcionaron, por lo menos en su formulación política y práctica, se produce un vacío muy peligroso donde lo que puede venir a reemplazar eso es el conservadurismo mas atroz”.
Otro paralelismo que el autor desarrolla, es “la reformulación de los roles de género hombre-mujer, que se está viendo en Occidente, y que tiene algunas similitudes interesantes con la revisión de la familia y de la función de la mujer que hubo en Europa a partir de la Revolución Francesa, con todas sus contradicciones”, señaló.
También, “en Alemania está el verdadero origen de la literatura moderna que es el romanticismo alemán, autores que yo adoro, que con el cambio de siglo y la entrada al XIX, ellos eran los primeros vanguardistas de la literatura, y me interesaba que la historia sucediera al mismo tiempo que toda esa literatura estaba cambiando”.
“Sería tan equivocado pensar que la posmodernidad es un problema estético que hay que resolver como pensar que nos va a traer todas las soluciones, pero a veces, en ese afán por escribir desde el presente, se olvida que hay valores narrativos muy sólidos en el siglo XIX, como la creación de personajes, la estructura rigurosa, el desarrollo, la autonomía de la ficción, que no es compatible con la posmodernidad”.
“Traté de escribir una novela fragmentaria pero con aliento clásico, porque creo que en el presente se están reformulando los paradigmas narrativos y eso también pasaba a principios del siglo XIX”, dijo.
La novela fue seleccionada entre más de 500 manuscritos, y declarada ganadora por unanimidad por un jurado integrado por Luis Goytisolo, Ana Clavel, Carlos Franz, Julio Ortega, Gonzalo Suárez y Juan González, quienes hablaron de una obra “metafísica, compleja y rica en muchos niveles, de una gran ambición literaria, que provoca un cierto temblor de realidad, y que transcurre en una ciudad que se desdibuja durante la noche y se vuelve a reordenar al amanecer”.
Nacido en Buenos Aires en 1977, Neuman publicó a los 22 años su primera novela, “Bariloche”, que fue Finalista del Premio Herralde y es autor también de “La vida en las ventanas” y “Una vez Argentina”. (Telam)