Una creación periodística de Luis Pedro Toni

¿HE- MAN QUEDO ATRAS?

Su imagen impone una sobria seriedad. Pero una vez pasada la primera impresión, afloran las sonrisas y se muestra otra Carolina Baldini. “Es una satisfacción para mí que la gente que se sienta a hablar conmigo me diga: ‘vos no sos como yo te vi con Marcelo’. Yo siempre fui así, pero en ese momento tuve que poner mi mejor cara de piedra para que nadie se me acercara y proteger mi intimidad”, cuenta a 7 Diaz la “Chola”, mientras se prepara para desfilar en la pasarela del “Hyatt de Moda 2010”, que se realizó en la ciudad de Mendoza con la conducción de Andrea Frigerio y Gabriel Canci. La musa de Laurencio Adot cerró la pasada del diseñador en el evento a beneficio de la casa de Ronald Mc Donald y el viernes partió junto a él para presentarse en otro desfile en San Juan.

Baldini está enfocándose en su carrera como modelo y se dedica a colaborar con la Fundación Huerta Niño. Estuvo hace unas semanas en Santiago del Estero colaborando en el armado de una huerta de una escuela rural. “Fue un amor a primera vista. Porque, a parte de ser madre, sé lo horrible que puede ser que un padre no pueda cubrir las necesidades básicas de un niño. También pensé que los nenes son el futuro de nuestro país y con tanta desnutrición que hay en la Argentina, ¿por qué no ayudar acá? Yo doné lo que cuesta toda una huerta”, explica.

Cuando llegó a la Argentina, Carolina era la mujer de Diego Simeone, pero después de vivir muchos años en Europa enfocada en su familia, la “Chola” decidió volver a las pasarelas. “Siempre pensé que algún día iba a retomar, porque yo siempre digo que nunca es tarde para reanudar un sueño. Cuando volvimos a la Argentina vi a mis hijos crecidos, Diego ya encaminado en su trabajo y me tomé un tiempito para pensar en mí”, asegura.

–En Europa usted tenía un perfil muy bajo y al llegar a la Argentina tuvo una exposición muy alta, ¿Cómo vivió ese cambio?

–Imaginate, yo estuve dieciséis años viviendo en Europa, siendo ama de casa, criando a mis hijos prácticamente sola, porque no tenía a mis padres, ni una abuela cerca para ayudarme con los nenes. Era, prácticamente, ama de casa, aunque no me quejo de nada.

–¿Se arrepintió de haber estado en “Bailando por un sueño”?

–La verdad que no porque aprendí un montón de cosas. Yo empecé con el pie izquierdo con todo esto. Imaginate que de estar en mi hogar pasé al programa más visto de la televisión argentina y que toda mi vida se vea expuesta. Yo pensaba en mis hijos detrás, las preguntas de Marcelo, no olvidarme los pasos de baile, en qué iba a pensar Diego, en sus jugadores; con todo, verdaderamente, era muchísimo para mí y opté por poner mi peor cara de piedra para que nadie me preguntara nada de mi vida. Ahora aprendí que todo se puede contestar con una sonrisa.

–¿Los rumores la afectan mucho?

–La verdad que eso me hizo muchísimo daño. Iba a un quiosco y la gente me miraba mal y yo decía: “yo no soy así”. Eso me afectó un montón, pero ahora ya lo superé y si se dice algún rumor lo dejo pasar, y sé que mi familia y mis hijos saben quién soy, así que estoy tranquila.

–¿Sus hijos le preguntan sobre lo que sale publicado?

–Siempre ha habido mucho diálogo entre los nenes, Diego y yo. Siempre me han preguntado cosas muy directas y yo he contestado con la verdad. Les digo que cualquier cosa que les pregunten en el colegio y cualquier duda que tengan que no se las guarden, que vengan y me pregunten, que yo siempre les voy a ir con la verdad.

–¿Se adaptó a que todo el mundo quiera saber si se arregló o no con el “Cholo”?

–Es una presión terrible porque yo sé que todo el mundo nos quiere ver juntos y mis hijos también, pero hay cosas que hay que arreglar. Nunca está dicha la última palabra. Pero Diego y yo nos queremos mucho, tenemos muchísimo amor, y eso es lo más importante. Nos van a seguir viendo juntos, cenando, almorzando con los nenes, porque tenemos tres hijos y qué mejor que ellos vean que mamá y papá se llevan bien.

–Se podría decir que son el ejemplo de la pareja moderna

–No, porque ese término abarca muchísmas cosas. Nosotros nos tenemos muchísimo respeto y por sobre todo muchísimo amor. No creo que una pareja que se separa se tenga que agarrar de los pelos. Pasaron un montón de cosas entre nosotros, y se ha ido desgastando la relación, pero el amor no se desgastó. El destino dirá.

–Con su estado civil tan variable, ¿los hombres se le acercan o le tienen miedo?

–Yo paso por la vida sin mirar para los costados. Algunas personas sí se me acercan, otras no. Algunas tienen miedo de ver a la Carolina que vieron en el “Bailando” y llevarse un chasco. Pero es una satisfacción para mí que la gente que se sienta a hablar conmigo me diga: “vos no sos como yo te vi con Marcelo”. Yo siempre fui así, pero en ese momento tuve que poner mi mejor cara de piedra para que nadie se me acerque y proteger mi intimidad.

–¿Entonces los hombres igual se animan?

–Algunos (risas).
LADO DESCONOCIDO. Si algo caracteriza la vestimenta de Carolina es el glamour, por eso parecería imposible verla vestida con botas de lluvia y durmiendo en carpa. Sin embargo, su deporte preferido es la pesca. “Me encanta ir de campamento. A mi papá le gustaba mucho pescar y yo lo heredé de él. Íbamos siempre a pescar a Entre Ríos, a Chascomús, a Embalse, en Córdoba. Estuve aprendiendo a pescar con mosca, aunque no me sale mucho todavía”, revela. Aunque para mantener su cuerpo en forma la fórmula es otra: entrenar con Flavia Pittis y comer más proteínas que carbohidratos.

–¿Sigue tomando clases de danza?

–No, dejé. Me gustaría. El año que viene seguramente voy a retomar clases con Flavio Mendoza porque me encanta.

–¿Se imagina como vedette?

–Puede ser. Nunca digas nunca. Algún día…, por ahí, cuando me sienta preparada me pondré las plumas. ¿Por qué no? Algún año, por ahí, me atrevo y salgo. Por Miriam Castro

Fotos: Luciana Granovsky.