Una creación periodística de Luis Pedro Toni

La marcha peronista cumple 60 años,su historia, según Senén González

La verdadera popularidad de la marcha peronista, se debe a la voz de Hugo del Carril y se conoció durante los actos que, desde el 17 de octubre de 1949, se llamaron “Día de la Lealtad”. De este hecho se cumplen 60 años el próximo sábado. Los manifestantes en la Plaza de Mayo escucharon esta versión que se acompañaba con la orquesta y coro de Domingo Marafiotti, con texto de Oscar Ivanissevich, algo más reducido que la versión original de 1948.

Del Carril había ganado fama a partir de la película “Los muchachos de antes no usaban gomina”, de 1936, en la que cantaba el tango “Tiempos viejos”. Gracias al relativo éxito de este filme, el director Manuel Romero lo había lanzado a su carrera de actor, como protagonista de varias producciones. Ese mismo año marcó su debut como cantante solista, después de haber desfilado por varias radios porteñas, como locutor primero y más tarde formando parte de tríos y orquestas de tango.

Su devoción por Gardel lo llevó a participar de largometrajes como “Vida de Carlos Gardel” y “El astro del tango”, aunque luego, ya como director de cine, muestra una marcada tendencia por los guiones de contenido social, tendencia que pronto le provocará prohibiciones y censuras.

Como actor, había compartido su trabajo con Eva Duarte, que más tarde sería la esposa de Perón, en la película “La cabalgata del circo”, en la que incluso le da un beso ante cámaras. Durante el rodaje, Del Carril salió en defensa de Evita en un pleito que la actriz mantenía con Libertad Lamarque, primera estrella del filme.

Para 1948, año en que se grabó “Los muchachos peronistas”, Del Carril preparaba su debut como director, con “Historia del 900”, a la que más tarde seguirá “Surcos de sangre”, en 1950. Pero su acercamiento al peronismo, luego de que grabara la marcha, se vio afectado por primera vez en 1951.

El secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación, Raúl Alejandro Apold, se oponía a que filmara una película basada en el libro “Río oscuro”, de Alfredo Varela, por entonces preso en la cárcel de Devoto a raíz de una ley anticomunista. Del Carril había visitado a Varela en la cárcel hasta conseguir su autorización para filmar la novela, que el autor había escrito cuando tenía sólo veinticuatro años.

En una velada en el Teatro Colón, el cantor y director logra solicitar personalmente una entrevista al general Perón, de la que resulta el permiso para filmar, pero con dos condiciones: algunos cambios argumentales, de manera que se exaltara la figura del delegado sindical en lugar de la del activista; y que no se mencionara a Varela en los créditos. Nacía “Las aguas bajan turbias”, película que los críticos consideran como la mejor producción de Hugo del Carril como director.

Esta producción fue premiada en la Argentina y en el XIII Festival Cinematográfico de Venecia de 1952 donde recibió el Diploma de Honor, y trata sobre la vida de los jornaleros “mensúes” explotados en los yerbatales del Norte argentino.

OTRO DESENCUENTRO

Luego del éxito de “Las aguas…”, Hugo del Carril volvió a sufrir un desencuentro con el peronismo a raíz de su siguiente largometraje, “La Quintrala”. El filme no pudo ser estrenado hasta mediados de 1955 por la oposición de Apold. En ese momento ya había un nuevo secretario de prensa, el periodista León Bouché.

Luego de la caída del peronismo, Del Carril fue detenido, acusado de utilizar fondos del Estado para filmar “La Quintrala”, película que el mismo Estado había prohibido unos años antes.

Olvidado en las épocas de la Revolución Libertadora, Hugo del Carril vivió un tiempo en México y siguió su actividad como director y cantante durante la década de 1960, aunque nunca pudo repetir el éxito del período que comenzó para él con “Los muchachos peronistas”. Sin embargo, en el tercer gobierno de Perón, ocupó cargos en la conducción cinematográfica de esa gestión.

Durante la última dictadura militar no tuvo ninguna actuación pública, y nuevamente fue prohibido, hasta que en 1988, ya con el gobierno de la democracia, recibió un homenaje en el Luna Park, con la presencia de grandes figuras argentinas. Antes de su muerte, casi ya sin vista, fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por el intendente radical Facundo Suárez Lastra.

A su deceso, sus restos fueron depositados en el panteón de la familia del músico, compositor y director de orquesta Mariano Mores.

ORIGENES DE LA MUSICA

Veamos. Es cierto que no está muy claro el origen de esta canción, que marcó a fuego la vida del país en el último cuarto de siglo: un club de Barracas, un músico del Teatro Colón, la tonada de la “Marcha de los Gráficos Peronistas” hasta comparsas de la Barracas o la Boca, como el “Rosedal” o los “Amantes de la Suegra” con sus correspondientes compositores reclaman la autoría de sus primeras notas, y pueden ayudarnos a recomponer un pasado que tiene más de una interpretación en la historia argentina.

Muchos fueron los periodistas y escritores que se refirieron al origen de la música de la marcha. Hay un libro de Jorge Llistosella, (La Marcha Peronista) con abundante documentación); artículos de muchos periodistas como las de Dante Panceri, Alejandro Lomuto y Hugo Gambini; comentaristas radiales como Néstor Pinsón y, por último, una muy completa colección de cinco revistas con CD adicionales dirigida por Julio Nudler, llamada “la Marcha”.

Multitud de nombres y fechas se cruzan en esta marcha de tantos y de ninguno. Muchos atribuyeron “Los muchachos peronistas” a Rodolfo Sciammarella, pero su hijo lo desmiente, a pesar de que fuera el compositor de otras obras musicales para el gobierno de Perón.

Rodolfo Sciammarella (hijo) fue autor, en 1950, de la denominada “Vuelta ciclista al centro de la nueva Argentina”. Tampoco son autores los hermanos Blas y Francisco Lomuto, ya que siempre existió la confusión con la “Marcha 4 de junio”, que ellos escribieron en 1944.

LA LETRA

En cambio, hay mayores coincidencias sobre el origen de la letra, que se la adjudica a Oscar Ivanissevich, secretario de Educación durante el primer gobierno de Perón y Ministro de esa cartera durante la gestión de su tercera esposa en 1975. Lo hizo durante una conferencia de prensa en 1973, época en la que tenia 80 años, cuando presentó un viejo libro suyo “Rindo Cuenta” ante los cronistas acreditados en el Ministerio.

El 24 de septiembre de 1948, el secretario de Educación del ya presidente Juan Domingo Perón, el doctor Oscar Ivaneissevich, abordaba un avión que lo debía llevar desde Córdoba hacia Tucumán. Había dado un discurso en la plaza principal de la Docta, en el cierre de las llamadas Primeras Olimpíadas Universitarias y se dirigía a la provincia tucumana para participar en una denominada Fiesta de la Juventud.

En la ocasión, el brigadier Gustavo Adolfo Hermansson, que había sido agregado militar en Estados Unidos cuando Ivanissevich era embajador en ese país, le informa que se acababa de frustrar un atentado contra la vida de Perón y su esposa, en Buenos Aires. El más importante de los “complotados” era nada menos que Cipriano Reyes, uno de los gestores del movimiento que marcó un hito en la historia argentina: el 17 de octubre de 1945. A raíz de ese nunca aclarado “complot”, Cipriano Reyes sufre prisión durante siete años, o sea hasta el advenimiento de la Revolución de 1955.

Ivanissevich, según dijo, escribió los versos de la marcha en base a una canción popular que recordaba. Era una versión más larga y con matices nacionalistas que la conocida más tarde. Y entregó a alguno de los presentes una copia. Además de los elogios a la condición de primer trabajador de Perón, hablaba en esa letra de la Soberanía, de las Islas Malvinas, de la Nueva Constitución, de la contra-revolución y de la oligarquía y el capital extranjero.

Recordó el entonces Ministro que, cuando llegó a Tucumán, hizo imprimir treinta mil volantes con la letra de la canción en el diario tucumano “El Trópico”.

La primera versión de la “Marcha” se escuchó en el Hotel Coventry, en Tucumán. Con la musicalización del técnico José Spah, la interpretó el cuarteto folklórico de la Fábrica Argentina de Alpargatas.

La Gaceta de Tucumán señaló al día siguiente que “el Secretario de Educación en forma visible y con los brazos en alto dirigió los compases de la canción”. Cabe destacar, que Ivanissevich no era ajeno a la composición poética de canciones patrióticas. Con el concurso de Cátulo Castillo años antes había compuesto para un 1ø de Mayo la Marcha de los Trabajadores. (“Hoy es la fiesta del trabajo/ unidos por el amor a Dios/ al pie de la bandera sacrosanta juremos defenderla con honor”.Por Santiago Senem Gonzalez,La Prensa.