LA NADA TIENE NOMBRE: “CHAMPEIN”
Tiene las piernas larguísimas, una mirada llena de maquillaje, la sonrisa estampada como de compromiso y transmite incertidumbre, como si fuera la persona equivocada en el lugar equivocado.
Pero la joven modelo Charlotte Chantal -hija del futbolista Caniggia y de Mariana Nannis, factótum de la chica- se ha transformado, de la mano de Tinelli, en un suceso televisivo, sin muchas gracias que expliquen el fenómeno.
Sin embargo, entre la madre, la comparsa que la sigue y el conductor han logrado construir una imagen que provoca y seduce, no desde lo sensual sino desde su personalidad.
Charlotte sostiene, con acento indescifrable, que “todos están un poco envidiosos de mí”. Y relata que vive una vida de lujo y ocios en una Marbella soñada míticamente por muchos argentinos.
Su vida está signada por las grandes marcas y por el “shampein”, en el cual fabula bañarse. “Me llamo Charlotte Caniggia y no hago nada”, se presentó alguna vez. Otra fabulación: la jovencita es una laboriosa creación -con cinco cirugías estéticas incluidas y un vestuario apabullante- de un producto mediático que el rating devoró.
Pero quizá la clave de la fascinación que provoca es que le cuenta al público criollo que todo lo argentino le es ajeno.
Despertó indignación que Charlotte no supiera -educada en los mejores colegios, según jura su madre- a qué parte de América pertenece el país. Y estupor, que ignorara qué son el mate, la fainá, la torta frita o las empanadas. Del asado-símbolo, ni hablar: es vegetariana.
El dulce de leche no le gusta, el mate cocido le produce arcadas y alguien la anotició de que el 9 de julio se celebra el día de la Independencia.
Lo que hace Charlotte con su cara de nada es no registrar nada de lo argentino, y eso le asesta un ladrillazo de significación al ego nacional y popular que, como todos sabemos, tiene la dimensión de la Cintura Cósmica del Sur.
Esto arma la paradoja de que quien r eniega hasta lo inverosímil de su argentinidad se convierta en una versión sadomasoquista de Paris Hilton Nac&Pop. Y hasta el caracú.Marcelo Moreno,Clarin digital