Lara Ruiz, una ácida actriz argentina triunfa en TV española
Lara Ruiz dice que jamás fue conductora y que nunca le habían hecho una nota para un medio “de los llamados grandes”. Sin embargo, a través de la línea telefónica, desde el “ático” en el que vive en Chueca, “un barrio gay, alternativo, ahí nomás del centro de Madrid”, la cordobesa derrocha locuacidad.
Esa facilidad de palabra, precisamente, fue esencial a la hora de ser tomada en cuenta para ocupar una plaza en el panel de El intermedio, uno de los programas más populares de La sexta, la señal española de televisión que preside Emilio Aragón: Milikito, para los amigos y los de más de 40. Hubo otras virtudes, claro. O, en todo caso, otros rasgos que delinean el estereotipo de argentinidad que predomina en la península. “Lo que querían era una argentina típica, verborrágica, que usara muchas palabras para decir poco, que fuera algo soberbia”, explica Lara, quien así entró a jugar en primera casi sin hacer inferiores.
Un papel en La sartén por el mango, en una pequeña sala porteña, bajo la dirección de Marcelo Cosentino, la disparó al set de grabación de Jesús, el heredero, y la plantó en la pantalla chica al lado de Lydia Lamaison y Jorge Marrale. “En Córdoba, querer ser actriz es lo mismo que aspirar a ser astronauta. Así que para mí, estar en ese lugar me convertía en una privilegiada”. Pero a pesar del paso del tiempo y del suyo por varias tiras, sus personajes no crecían. “He derramado muchas lágrimas por esta profesión”, confiesa, sin señales de melodrama a la vista, cuando recuerda algún rol ganado en audiciones y perdido a manos de la hija de algún protagonista, con ganas de actuar.
Lejos de amedrentarse, la licenciada en Dirección de Arte, responsable de unas cuantas campañas publicitarias, le sumó destreza física a su histrionismo, mostró lo que sabía hacer. Entonces, Pichón Baldinú la sumó a su compañía, Ojalá, y se la llevó a ExpoZaragoza 08. A mitad de la gira, un llamado de su representante la alertó: “En La sexta están buscando una actriz argentina”. Lara se animó, se puso en juego una vez más, y ganó. “Di lo que ellos esperaban, y a los pocos días me llamaron para decirme que si quería quedarme en España, ya tenía trabajo”, cuenta.
A las dos semanas debutaba como notera y panelista, al lado de El Gran Wyoming, conductor, durante siete años, de la versión hispana de CQC, y protagonista, entre otras cosas, de Muertos de risa, la comedia más que negra de Alex de la Iglesia. “Es un tipo con un enorme conocimiento. Una mezcla de Mario Pergolini, Jorge Guinzburg y Roberto Pettinato”, sintetiza la notera, de 32 años. Y agrega: “Es como El Libro Gordo de Petete en versión Monty Python”.
Desde ese momento, la chica aborda gente en la calle, tira con munición gruesa, y no pasa inadvertida. “Viva España”, invita a gritar a sus entrevistados en las calles del País Vasco o Cataluña. “¿Le parece bien que haya calles con los nombres de generales franquistas que mataron a miles de españoles?”, pregunta en un barrio cajetilla de Madrid. O recorre “farmacias católicas”, en busca de preservativos. “Una nota que aún no salió, por cuestiones legales”, aclara. Y enseguida admite que no siempre el trato es cordial, y que, a veces, sólo la inconciencia o el desconocimiento pudieron haberla llevado a preguntar ciertas cosas. “Tuve que resetear mi cabeza desde cero. Estudiar historia, informarme sobre la política española”, dice la cordobesa, quien reconoce que no deja de sorprenderse ante algunas actitudes de la clase política española.
Su trabajo al lado de “un genio como Wyoming” fue, además, el trampolín para meterse en varios capítulos de El internado. Una serie de misterio con una audiencia de entre 4 y 5 millones de espectadores que la tendrá, supone, en el elenco de su quinta temporada.
¿Pensás en volver a la Argentina?
Cuando me propusieron quedarme en España, acepté a pesar de tener una vida armada allá. Ahora, que no tengo pareja ni otros compromisos, quiero seguir trabajando en esto, que es alucinante. Y sumar historias en mi riñonera para poder, cuando sea anciana, contárselas a mis nietos. Quiero ser la Mary Poppins modelo 2057.Clarin digital.,Por Eduardo Slusarczuk.