Mítica sala porteña reabre sus puertas
El histórico teatro Apolo, ubicado en la calle Corrientes, fue totalmente remodelado.
De la mano de los nuevos dueños, Isabel Majdalani y sus hijos Gonzalo, Natalia y Florencia Almada, en octubre de 2008 comenzaron las tareas de remodelación, entre las que se realizaron numerosas reformas que optimizaron tanto a la sala como a la galería que lo alberga. Algunas de ellas fueron: el cambio del telón, el tapizado de las butacas, el reacondicionamiento completo de cada uno de los camarines y de la cabina técnica, la recuperación íntegra del piso de madera de la sala y de dos discos giratorios dobles en el escenario, la colocación de aire acondicionado, la instalación de equipamiento de sonido e iluminación de primera línea, el reemplazo del antiguo y deteriorado lucernario vidriado de la galería, entre otras importantes mejoras.
Así, el 27 de Julio, el TEATRO APOLO abrirá sus puertas totalmente remozado y con una tecnología de primera, que lo convierten en una de las salas mejor equipadas de la calle Corrientes.
La programación se iniciará con Rey Lear, el clásico de William Shakespeare, protagonizado por Alfredo Alcón, quien será el padrino del teatro a partir de la reapertura; con dirección de Rubén Szuchmacher y producción de Pablo Kompel y Adrián Suar.
La sala contará con el asesoramiento artístico de Roberto Bisogno y Juan María de Urquiza como responsables de programación.
LA HISTORIA
El 21 de marzo de 1892 se inauguró el Teatro Apolo con una función a beneficio de la sociedad Damas de Caridad: 1º Sinfonía, 2º La comedia en tres actos DIVORCIÉMONOS y 3º El juguete cómico en un acto LAS CODORNICES.
La familia Podestá fue una de las grandes compañías que apostó al nuevo teatro Apolo, presentándose con diversos espectáculos durante largos años. Otras personalidades que formaron parte de la historia del Apolo fueron: Ofilia Rico, Lea Conti, Roberto Payró, Martín Coronado y Perla Santalla.
Cuando el antiguo Teatro Apolo estuvo a punto de ser demolido para construir un edificio de renta, se generó entre la gente de teatro un gran movimiento de opinión que originó la constitución de un comité de resistencia que, como medida previa, procedió a la ocupación del teatro y motivó a la prensa a ocuparse del acontecimiento, de la escasez de teatros y de la necesidad de conservar los existentes. La campaña periodística y las gestiones de la gente de teatro, especialmente actores y autores, llamaron la atención del Congreso Nacional, que contempló la situación y votó una ley prohibiendo la demolición de los teatros existentes, salvo cuando en el mismo lugar se levantara otro con igual capacidad. El Apolo fue demolido a principios de 1960 y en el predio se construyó el actual teatro. Fue inaugurado a mediados de julio de 1966 por la compañía “Nuevo Teatro – Cooperativa de trabajo”, fundada por Alejandra Boero y Pedro Asquini; y de la cual formaban parte nada menos que Rubens Correa, Héctor Alterio, Norberto Pagani, Lucrecia Capello, Jorge Hacker y Enrique Pinti. El grupo estuvo a cargo del teatro hasta 1971. Entre las décadas del 80 y 90, el Apolo cambió su nombre a “Teatro Lorange”, alternando entre cine y teatro.
Hoy, con una nueva gestión se reabren las puertas del Teatro Apolo, que recupera su nombre original y parte de su historia; con una inversión que le permite convertirse nuevamente en uno de los teatros de primera línea de la calle Corrientes.