Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Richard Gere y Susan Sarandon abrieron San Sebastián

Los actores estadounidenses protagonizan “El fraude”, un “thriller financiero” que dirigió Nicholas Jarecki y que anoche abrió la 60ma. edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde el argentino Ricardo Darín fue presentado como miembro del jurado oficial.

Durante la gala de inauguración de esta nueva edición del certamen donostiarra, Gere y Sarandon fueron ovacionados al subir al escenario mayor del Palacio Kursaal de esta ciudad para presentar la opera prima de Jarecki, un interesante filme en donde interpretan a un matrimonio de millonarios envueltos en una intriga en la conviven el fraude, la tragedia y la traición.

El actor argentino Ricardo Darín, muy célebre en España por sus roles protagónicos en filmes como “Nueve Reinas”, “El secreto de sus ojos” y “Carancho”, fue presentado en la ceremonia como parte del jurado que decidirá cuál película se quedará con la Concha de Oro, el premio principal del festival.

Previamente a la proyección de “El fraude”, se hizo entrega del Gran Premio Fipresci que la Federación Internacional de la Crítica Cinematográfica otorgó este año a la película “Amor”, en la que el alemán Michael Haneke describe -con un estilo seco y cortante, pero no por eso falto de humanidad- el drama de una pareja de ancianos cuando ella queda parapléjica y él se aboca a su cuidado.

“Hicimos una película con un tema que incluye a todo el mundo. Pensamos que sería relevante para el mundo actual y que podría ayudar a cambiar un poco las cosas. Pero además de todo eso, se trata de un thriller muy atractivo”, afirmó Gere, quien hace cinco años recibió aquí el Premio Donostia a su trayectoria.

Sus declaraciones se refieren al tema central de la película, el fraude financiero, sentimental y humano que en la película de Jarecki lleva al magnate neoyorquino Robert Miller -quien a sus 60 años parece encarnar al modelo del éxito americano en los negocios y la vida familiar- a convertirse en “un verdadero tiburón” que debe nadar en el mar tempestuoso de sus mentiras y engaños.

Porque detrás de la fachada que se construyó como filántropo y hombre de negocios y patriarca exitoso, Miller está con la soga al cuello, desesperado por vender su imperio a un gran banco antes de que quede expuesto un fraude que cometió, escondiendo un romance con una amante y muy presionado por ella, y tratando de engañar a la policía tras un accidente mortal que él mismo provoca.

Obligado a enfrentarse a los límites de su hipocresía y doble moral, Miller representa -según la mirada impuesta por el director del filme- a aquellos hombres de negocios inescrupulosos cuyas especulaciones y negocios turbios generaron la gran crisis financiera que actualmente está golpeando las economías de todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos y en Europa.

“Cuando interpretás un personaje tan complejo como éste, básicamente tenés dos opciones: encarnar a un monstruo que lleva el mal inscripto en su frente con M mayúscula, o a un ser humano con sus errores y contradicciones”, explicó el actor, que posee una extensa carrera cinematográfica.

Y añadió: “Queríamos encontrar la parte encantadora de este personaje, para que pudiera hallar la manera de nadar como un tiburón entre todos estas presiones y dificultades, para finalmente salir impune y casi como un ganador”.

En relación a los motivos de la crisis financiera mundial, y a la impunidad que parece proteger a los empresarios y banqueros que la provocaron, Gere señaló que “no ha sido una situación en la que el sistema judicial estadounidense haya funcionado demasiado bien.

Muchas personas están sufriendo y, sin embargo, no muchas otras fueron a la cárcel”.

El actor sostuvo que “en los Estados Unidos están los Republicanos, a los que sólo les interesa el dinero, y los Demócratas, que buscan encontrar la forma de proteger a los más necesitados. Lo que duele no es que la gente gane dinero, sino la avaricia de algunos. Hay que cambiar las reglas y decir que no queremos seguir jugando este juego”.

En ese sentido, Sarandon -que encarna a la esposa de Miller, “la voz moral de su conciencia”- propuso que “se aborde la base del problema y se vuelva a la pregunta esencial, que nos lleva a ser compasivos y solidarios con los demás. La avaricia y la ambición son un juego adictivo del poder. Es una adicción del poder y el juego”, destacó.

En ese sentido, y en relación directa con su personaje, Gere agregó que “el dinero no lo es todo para él, sino el juego, el sentimiento de estar poniéndolo todo permanentemente en riesgo. Su pasión es la sensación de vértigo que le provoca el hecho de ponerlo todo en juego y de apostar su propia vida a cada jugada”.

Por su parte Jarecki recordó que hablaron más de una vez con los actores de lo que en el budismo tibetano se llaman “fantasmas hambrientos”, seres que -según Gere- “tienen estómagos tan grandes que nunca quedan satisfechos. Es horrible el tipo de sufrimiento que este tipo de mentalidad conlleva”, advirtió.

Y se esperanzó: “Si en lugar de ser tan avaros y ambiciosos pusieran su talento en función de hacer el bien, a todo el mundo le iría muchísimo mejor. Creo que todas las personas tienen posibilidad de redención, que pueden cambiar y convertirse en ciudadanos responsables y respetuosos de los demás”.

Sin embargo, Jarecki se mostró un poco más escéptico, ya que para él muchos empresarios y banqueros “son gente que está divorciada y aislada de la sociedad. Como en el juego del Monopoly, ellos creen que para poder ganar no sólo tenés que acumular sino también llevar a los demás a la bancarrota”. Télam y EFE)