Una creación periodística de Luis Pedro Toni

River al borde del descenso

River quedó anoche al borde del abismo, a punto de escribir la página más triste de su historia, al caer como visitante de Belgrano de Córdoba por 2-0, en el partido de ida por la Promoción.
César Mansanelli, de tiro penal a los 25m. del primer tiempo, y César Pereyra, a los 4m. del segundo, anotaron los goles del local.
El partido de anoche estuvo suspendido durante 20 minutos del segundo tiempo (desde los 7 a los 27), luego del gol de Pereyra, por el ingreso de una decena de hinchas de River al campo de juego para agredir a sus futbolistas y reclamarles mayor actitud, toda una síntesis del momento institucional y deportivo que vive el club de Núñez.
El partido, como era previsible, arrancó tenso, parejo, con dominio alternado en el mediocampo. Hubo imprecisiones en los pases de uno y de otro y una serie de simulaciones que el árbitro Pitana, con acierto, ignoró.
De a poco Belgrano se adueñó de la pelota. El Picante Pereyra se generó dos situaciones en las que Carrizo corrigió los errores de sus compañeros de defensa, y Adalberto Román facilitó después el trabajo de Belgrano.
El zaguero paraguayo cometió mano en el área, Pitana (tardó unos segundos) sancionó el penal correspondiente y Mansanelli lo cambió por gol con un remate fuerte, bajo, a la derecha de Carrizo.
Desde allí los de Ricardo Zielinski apostaron decididamente al contragolpe, y si no le salió ninguno es porque River no atacó.
El Negro López apostó al ingreso de Caruso por Mauro Díaz para el segundo tiempo, pero antes de comprobar la eficacia de su medida sucedió lo peor: el Picante Pereyra puso el 2-0, sobre la línea de meta, luego de un cabezazo en el área de Lollo.
Tras el parate de 20 minutos no reaccionaron los jugadores de River. Reaccionaron los de Belgrano. Y negativamente. Como si la invasión protagonizada por los hinchas los hiciera caer en la cuenta de lo que estaban haciendo: llevar a River a un paso de la oscuridad, de la condena.
Belgrano se refugió cerca de su área. Más allá de un disparo de Vázquez, luego de un error de Lamela y Maidana, no volvió a arrimarse hasta el arco de Carrizo.
La tristeza futbolística de este River no puso en riesgo su victoria, es verdad (lo arrinconó con tibieza, lo sometió a un par de tiros libres como mucho insinuantes, promesas incumplidas), pero el local, a juzgar por las caras de los jugadores millonarios, dejó escapar la chance de liquidar la serie.