Se cumplen 25 años de la muerte de Homero Expósito
Expósito falleció el 23 de septiembre de 1987, a los 68 años, con un legado que incluyó las letras de “Naranjo en flor”, “Te llaman malevo”, “Pedacito de cielo”, “Percal”, “Flor de lino” y “Afiches”, entre más.
Entonces ya había abandonado el oficio autoral que había ejercido con la técnica del verso libre como valor principal y a cierta distancia de la ortodoxia formal del tango-canción.
En ese punto, Expósito se cobijó en la vertiente más depurada de la poesía tanguera, en la línea que cultivaron Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo y Homero Manzi, pero a la vez afín al dramatismo de Enrique Santos Discépolo.
“Yo hablo romanesco y genovés y los hablo en serio, ¿eh?. También Cátulo Castillo hablaba cuatro idiomas; y Manzi y Discépolo sabían filosofía. Pero, ¿sabés lo que es difícil?: bajarse del caballo y tomar mate con el pueblo”, explicó en una entrevista en 1976.
Nació un 5 de noviembre de 1918 en la localidad bonaerense de Campana, en la casa de su abuela materna.
Su padre, Manuel, un comerciante de Zárate, huérfano de origen -alumbrado en la Casa de Niños Expósitos- había inaugurado el apellido que luego dos de sus hijos -Homero Aldo y Virgilio Hugo- inscribieron en la historia del tango.
Esa sociedad gestó obras como “Farol”, “Oro falso”, o la más célebre de todas, “Naranjo en flor”.
Pero la obra poética de Homero no se limitó al vínculo con Virgilio. También realizó trabajos en colaboración con Aníbal Troilo (“Te llaman malevo”), Héctor Stamponi (“Flor de lino”), Domingo Federico (“A bailar”), Oscar Maderna (“Pequeña”), Armando Pontier (“Trenzas”), Enrique Francini (“Pedacito de cielo”) y Argentino Galván (“Cafetín”).
“Mimo” Homero, también en conjunto por Virgilio, fue autor de suceso comercial del llamado pomposamente pop-rock en español. La dupla escribió algunos éxitos de taquilla como “Eso, eso, eso”, grabado en 1960 e interpretado por el trío uruguayo TNT.
Ensayó diversos emprendimientos como empresario gastronómico – dilapidó su fortuna- y se desempeñó por décadas como directivo de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), donde han quedado registradas 98 obras propias.
Cuando lo alcanzó la muerte, se encontraba alejado de la vida autoral y se dedicaba a difundir su prolífico repertorio. (Télam)