Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Se viene un glamour canchero y a pura gasa

“Me inspiré en una mujer muy canchera, sofisticada pero no lujosa. De hecho no hay vestidos vaporosos ni excesos de piedras ni bordados”, detalló Amelia Saban, alma mater de la casa.La presentación se hizo su local de la avenida Alvear, durante un cocktail muy paquete en el que la clientela fiel colmó el lugar y agudizó la curiosidad por las nuevas prendas con deliciosos bocaditos y champagne rosado.

La sastrería, sello inconfundible de la etiqueta, es clave en la colección de Saban para el día y prueba de ello son las chaquetas entalladas, polleras y vestidos de buclé, algunos combinados con importantes flecos de gasa, con una inconfundible impronta Chanel.

Saban, amante del estilo “Coco”, es enfática a la hora de argumentar su predilección por las chaquetas de tweed en el verano y desterra el preconcepto de que este genéro debe usarse sólo en otoño o invierno.

“Con una chaqueta de tweed y un jean quedás divina. Es una tela mucho más divertida que la gabardina, que resulta aburrida”, sentencia.

La característica de Ménage a Trois es que los géneros son de primerísima calidad y, de hecho, la propia Saban elige personalmente en París los géneros que darán vida a las prendas de su su colección.

“Yo compro las telas en la misma fábrica donde las compra Chanel. Me siento en el mismo escritorio dónde ellos firman la orden de compra”, cuenta muy orgullosa la diseñadora mientras descuelga y muestra la ropa de los percheros.

Capítulo aparte merecen los vestidos “100 por ciento” lenceros confeccionados en seda natural, algunos combinados con encajes, gasa, o con delicados detalles en lentejuelas, en una paleta en la que sobresalen el nude y los rosas en todas sus gamas.

“Son vestidos muy relajados, que invitan a la mujer a mostrarse y a descontracturarse”, reflexiona la diseñadora, que es una convencida de que en el verano hay que aflojarse y bajar un poco la rigidez del invierno.

En esa línea, Ménage a Trois propone vestidos asimétricos de finísimo encaje, strapless de organzas labradas con flores añadidas, tules bordados y plumetis utilizados para confeccionar cancheras partes de arriba que dejan un hombro al descubierto.

Los vestidos cortos y largos, en menor medida, en rosa, lila, beige, marfil y negro complentan la propuesta para una noche sofisticada pero nada recargada.

Una de las perlas de la colección tiene que ver con los estampados, ya que la diseñadora incluyó los arabescos (no vistos en ninguna de las propuestas para esta temporada) y divertidos motivos hawaianos.

Saban, cansada del líberty y de los estamapados de flores pequeñas que la llevaron al hartazgo, buscó como alternativa las telas de trajes de baño masculino de la exclusivísima marca francesa Vilebrequin y los mandó a confeccionar en seda para luego dar vida a vestidos, camisas y vestidos camiseros.

“Me cansé de la flores, todo eso me pareció muy visto y por eso elegí estos estampados que me pareciereon muy divertidos y una propuesta diferente”, explicó a Télam.

El animal print está representado en delicados estampados imitando la piel de jirafa en combinaciones de azul, blanco y negro o rojo, blanco y negro.

Finísimas cazadoras de gabardina con detalles de cadenas doradas aviejadas a modo de charretera, detalle que se repite en los puños o camperas de cuero de cabrito con un interesante juego de cierres, le dan la impronta safari a la colección.

En esa línea, también se destacan los vestidos, camisolas y polleras confeccionadas en gasa plisadas con estampados tribales.

Importantes blusas de lino y encaje o soleros a media pierna en un blanco purísimo dieron el acento más romántico a la colección, que no dejó afuera los detalles de guipiure, que incluso fue utilizado para confeccionar carteras. María Pia Del Bono.Telam