Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Susana Giménez habló de la pena que le tocó a los asesinos de su ex decorador Lanzavecchia

Susana Giménez, invadida por la impotencia y la bronca que le había provocado el asesinato de su florista y decorador, soltó una frase que despertó polémica: “El que mata debe morir”, dijo aquel viernes 27 de febrero de 2009. Ese día habían asesinado a Gustavo Lanzavecchia. Su amigo.

Dos años y cuarenta días después, la Justicia dio a conocer el primer veredicto del caso: Roberto Leiva, el presunto autor material, fue condenado a prisión perpetua, pero uno de sus cómplices, Fredy Chena Paredes, recibió diez años de cárcel.

Susana esperó paciente la decisión del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de La Matanza. Y apenas se conoció el fallo habló con diario Perfil desde Punta del Este: “Lo único que quiero es que se haga justicia de verdad. Todavía falta que atrapen a uno que está prófugo. Es raro que todavía nadie lo haya agarrado”.

La conductora se mostró sorprendida por la decisión de los jueces. “Así es la Justicia argentina”, dijo la diva. “Las leyes en este país –amplió– están obsoletas. Barreda come en el mismo restaurante que Bono, y Puccio está libre”.

Sobre los autores del crimen, Giménez tiene una postura clara: “Un tipo que mata con saña y crueldad es irrecuperable. A Gustavo lo acuchillaron, lo ataron y lo tiraron en una pileta. No le tuvieron piedad. Son de lo peor”.