Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Szuchmacher ofrece “Enrique IV” en el Teatro Regio

“De hecho fue un pedido de ellos, pero ir con una obra que montamos especialmente y con todos los nervios de un estreno internacional en el marco de ese festival, fue una experiencia muy intensa en todo sentido, eso de estar haciendo un Shakespeare en Londres…”, dijo Szuchmacher en diálogo con Télam.

El dramaturgo destacó el obstáculo de “ir a representar una obra histórica del Bardo, no comedia ni tragedia, que son obras de fantasía, sino que tiene que ver con la historia de Inglaterra y nosotros, argentinos, llegamos en el momento del cruce entre (la embajadora argentina) Alicia Castro y (el primer ministro británico) David Cameron por el conflicto de Malvinas”.

“Era un cóctel bastante fuerte, muy emocionante por la aprobación del público y por sentir cierto rechazo a los chistes, sobre todo referidos a Enrique V, que es el tipo de rey que a ellos les gusta, y nuestra visión sobre él no era heroica”, agregó.

Señaló que la versión que se ve en el teatro Regio es prácticamente la misma, “lo que cambia es el montaje porque la obra fue hecha pensando en el escenario del Globo, y aquí tuve que hacer una adaptación espacial, pero de hecho el montaje no tiene cambios internos conceptuales”.

“En el escenario de El Globo hay que hablar muy fuerte y ser muy energético -apuntó-; igual Shakespeare requiere una cosa energética muy fuerte, no como en alguna versión abúlica de `Hamlet´ vista últimamente, donde el actor no estaba trabajando la abulia del personaje sino que no podía manejar su energía.”

Sobre la capacidad de los intérpretes argentinos para interpretar el estilo isabelino, dijo que “con los que yo trabajo están en condiciones de afrontar un Shakespeare y es que la gente con la que trabajo apunta a la problemática de decir un texto, de hecho aquí protagoniza Horacio Peña, un actor muy preparado para ese tipo de desafíos”.

Destacó que el resto del elenco está entrenado para trabajar con ese tipo de energía que se necesita; “lo que pasa es que no hay tantas posibilidades para hacer un Shakespeare aquí, si bien es cierto que en esta temporada va a haber dos en el Complejo Teatral de Buenos Aires”.

“La realidad es que el `Macbeth´ de (Javier) Daulte va a estar muy adaptado y el mío no lo produjo el Teatro, sino que lo tomó porque sabían que viajábamos a Londres, pero los actores ya no tienen posibilidades de acceder al gran texto”, estimó.

Sobre la idea del gran repertorio, “no sé si alguna vez la hubo, pero se está perdiendo; yo hice `Rey Lear´, en el 2009, en un teatro privado, pero tenía a Alfredo Alcón; si yo la pude pagar, cualquier productor privado está en mejores condiciones que yo para poner el dinero”.

Aunque “el teatro no es un problema de dinero, es un problema del concepto con que uno lo encara, no es necesario tener tanto capital como se cree; hay muchas experiencias en el mundo en las que no es necesario tener enorme dispositivos escénicos, que se han vuelto carísimos”.

“Con un trabajo de iluminación y manejo del espacio y algún elemento uno puede contar una historia; en esta versión de `Enrique IV´ no hay escenografía, prácticamente no hay utilería; no hay copas, no hay vino, sólo algunas espadas de juguete”, señaló.

“En eso influyó el hecho de que viajábamos y que es muy difícil llevar armas, así que usamos esas espadas de juguete y que a pesar de todo nos causaron problemas, igual que unos revólveres de juguete que saltaron en el escáner del aeropuerto”, festejó.

“Esa economía es la misma de `Escandinavia´ -la obra que Szuchmacher codirige y en la que actúa-, pero en ambos casos tiene su sentido, porque de alguna manera el modelo isabelino es eso, decir las cosas más que mostrarlas; ellos no tenían un concepto escenográfico.”

“Enrique IV, segunda parte” se ofrece en el Teatro Regio, Córdoba 6056, de jueves a sábados a las 20.30 y domingos a las 19.30.