Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Bodas de oro de Los Beatles

Hace 50 años Los Beatles sacaban su primer álbum y transformaban para siempre el arte de la canción y de la grabación.

En Please Please Me, el álbum debut de Los Beatles, cuya edición cumple hoy 50 años, ya están presentes varias de las características que hicieron de ellos algo único en la música popular.

Previamente, los charts británicos -el álbum se editaría en Argentina al año siguiente, mientras Estados Unidos conocería sus canciones a través de otros discos en 1964 y 1965- estaban encabezados por soundtracks, musicales, pioneros del rock inglés como Cliff Richard y pop liviano.

Please Please Me cambió todo: permaneció en el primer puesto por treinta semanas, hasta que fue desbancado por…

With The Beatles, el siguiente LP del grupo.

El 11 de febrero, en diez horas en Abbey Road, Los Beatles habían grabado diez canciones para sumarlas a sus dos simples previos, ambos incluidos aquí; aunque Love Me Do es una toma distinta, con el sesionista Andy White en batería -al igual que P.S. I Love You– y Ringo Starr en pandereta.

Los ocho originales de McCartney-Lennon (por entonces la dupla firmaba en ese orden) y las seis versiones explican qué tenían de diferente no sólo con lo anterior sino con lo que vino después: ningún debut de la llamada Invasión Británica está a su nivel, mérito tanto de la banda como de George Martin, quien, según hiciera falta, los guió y los siguió.

La diferencia está no sólo en las eclécticas influencias sino en cómo las absorbieron. Menos interesados en el blues que sus contemporáneos, lo incorporaron al pop en Love me Do. En I Saw Her Standing There, además de la línea de bajo, hay algo de la manera de contar historias de Chuck Berry.

Otra huella en su sonido proviene del estilo vocal de los girl groups, representado aquí con canciones de maestros como Carole King y Burt Bacharach – Chains y Baby it s you, respectivamente- más la ambigua Boys (cantada por Ringo, quien la interpretó en nuestro país), uno de los mejores momentos de George Harrison, ya un esmerado colorista.

El soul, desde la delicadeza de Smokey Robinson hasta la energía sexual de los Isley Brothers es una influencia omnipresente. El mensaje de Twist and Shout, reservada para el final de la sesión, el último grito de la cascada garganta de Lennon (nótese su su quebrado “cry” en la previa Ask me Why, con un motivo de guitarra levantado de The Miracles), no pasó desapercibido para los adolescentes. Por su parte, A taste of honey, proveniente de Broadway, no sólo contribuyó a generar un vínculo con los padres sino a mantener una tradición que hasta el día de hoy Paul McCartney preserva.

También hay polinización cruzada: el arreglo de armónica de Chains, proveniente de I Remember You, balada que versionaban en Hamburgo, o los modismos vocales de Buddy Holly que Lennon agrega no sólo a algunas canciones suyas sino a las versiones de Anna -más soul, de Arthur Alexander- y de Baby It s You. Además, en una mezcla de intuición con genio, detalles como algunas elecciones armónicas de McCartney en P.S. I Love You muestran que también estaban encontrando un nuevo lenguaje. La introspección de There’s a Place no sólo era una rareza para el mundo pop sino que reaparecería en Strawberry Fields Forever (1967).

La inclusión del conteo inicial antes de I Saw Her Standing There parece sugerir que eran conscientes del momento histórico. Aún así, el gesto tenía su artificio: mientras la canción es la toma uno -en ese momento, instrumentos y voces, salvo alguna pincelada adicional, se grababan en vivo- el One, two, three, four ! viene de la toma 9.

Ese, o el piano que Martin grabó en Misery a velocidad más lenta, para que resultase más fácil tocarlo y para obtener, al acelerar la cinta, otro timbre -procedimiento repetido en 1965 en In My Life– es uno de los pocos trucos que tiene Please Please Me, realizado por quienes tres años después convertirían al estudio de grabación en un instrumento más.