Falleció Gerardo Gandini, emblema de la música contemporánea
Gerardo Gandini murió ayer por la mañana en su departamento de Recoleta, al que se había mudado luego de pasar varios meses en una clínica de rehabilitación física, intentando superar un deterioro motriz progresivo. Discípulo de Alberto Ginastera, audaz y crudo en sus definiciones estéticas, Gandini ofreció su caligrafía musical en los círculos de la música académica, espacios de vanguardia, ámbitos del jazz y el tango, y también en la pantalla cinematográfica.
Los restos del músico, que falleció en su casa, están siendo velados desde las 17hs de ayer en Avenida Córdoba 5084. En tanto, hoy sábado a las 11 hs, serán trasladados al Panteón que Sadaic tiene en el cementerio de Chacarita.
Entre tantas formas con las que asumió su oficio, Gandini fue director de la Orquesta Filarmónica Nacional y director musical del Teatro Colón, donde creó el Centro de Experimentación en Ópera y Ballet.
Nacido en Buenos Aires en 1936, estudió composición con Goffredo Petrassi y Alberto Ginastera y se formó como pianista con Roberto Caamaño, Pía Sebastiani e Ivonne Loriod. Integró el sexteto que Astor Piazzolla conformó en 1989.
Fue profesor del Instituto Di Tella (Buenos Aires), de la Juilliard School of Music de Nueva York, de la Facultad de Música de la Universidad Católica Argentina, del Conservatorio Gilardo Gilardi de La Plata (Argentina) y de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).
Sus definiciones estéticas no pretendían complacer el gusto políticamente correcto. “No existe el cruce de música clásica y popular porque son cuestiones distintas y requieren diferentes grados de reflexión”, afirmaba.
Esos enunciados para nada lo alejaron de la música de género, donde se desarrolló en el jazz, el tango y realizó un trabajo conjunto con Fito Páez, “Moda y pueblo”, lanzado a través del sello Circo Beat.
“Nos fuimos enganchando, haciendo amigos y creció el vínculo. Me gusta su mirada sofisticada del cancionero popular argentino; ver su pensamiento de algunos clásicos”, repetía el rosarino.
Gandini también ocupó un lugar clave en la usina creativa que constituyó, en los `60, el Instituto Di Tella, como parte del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales (CLAEM), que funcionó entre 1961 y 1971.
“La convocatoria de aquel proyecto la hizo (Alberto) Ginastera, uno de los compositores más importantes del siglo XX. Fue él quien le dio a los cursos y talleres una impronta latinoamericanista para apoyar a los músicos jóvenes del continente”, recordó hoy José Luis Castiñeira de Dios, músico, compositor y Director Nacional de Artes.
Aquel proceso, del que Gandini fue uno de los emergentes, se guiaba por “una voluntad de identidad continental”, explicó el funcionario.
También Gandini llevó su música a la pantalla de cine, donde sobresalieron sus trabajos en las películas de Fernando “Pino” Solanas: fue director musical de “La nube” (1998) e intérprete de muchas otras (“Argentina latente”, “La próxima estación”). También de “Vidas privadas” (2001), de Páez.
Entre sus óperas se destacan “La pasión de Buster Keaton”; “Espejismos II”; “La casa sin sosiego”, con libreto de Griselda Gambaro; y -acaso la más popular de todas- “La ciudad ausente, con libreto de Ricardo Piglia.