Graciela Borges: ¡Basta de inventar cosas, Marcos es mi amigo!
No, yo no fui a comer, estaba comiendo con una amiga, y él cayó, estuvo un rato con nosotros y se fue por la puerta principal, nadie se esconde en ese lugar. No me lo pregunten más, si fuera cierto lo sabrían rápidamente. Una persona, en mi estado, que no estoy bien, que tengo un problema familiar con una chiquita de una chiquita de una amiga íntima, Graciela Cámara, que me vengan a preguntar cosas tontas… ¡Total si es verdad se sabe! Enseguida se sabe. Si es mentira, ya está hecho. Es más elevado. Hay más cosas importantes en qué pensar. En mi salud, en mi trabajo, no molestar al pobre Marcos que es una persona encantadora. Como todos mis amigos está presente cuando no estoy bien. Como hubiese estado Juan Manuel, mi marido, De La Torre, o mis amigos cercanos. No tengo nada que aclarar a esta altura de la vida, ya estoy grande para hablar este tipo de cosas.
¡Claro! Fue casi un encuentro. Me preguntó cómo había quedado. Basta, chicos, no inventemos. Me habló de su vida, de sus hijos, de su mujer. Hay pocas cosas para decir y me las ponen a mí que tengo un perfil bajo, que no me meto en líos, te lo digo a vos porque sé que lo vas a escribir bien. Siempre pongo el pecho a las balas. Cuando ha pasado algo, contesto, afronto las cosas porque uno es público. Lo que más molestó a la familia, que son todos amigos, porque su madre ha vivido acá conmigo, que hayan puesto que se fue corriendo por la puerta de atrás. ¡No hay puerta de atrás en Puerto Madero! Si vas por la puerta de atrás te caes al río. ¡Se fue una hora antes que nosotros!
¡Por favor dejen de escribir edades y de escribirlas mal! Tenemos que hacer personajes que tengan quince años menos que nosotros o quince años más y nadie nos cree nada.