Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Romina Gaetani habló sobre el reloj biológico y la maternidad, ¡Un mandato muy antiguo!

Romina Gaetani deslizó en una charla con la Revista Hola su postura sobre un tema polémico: la tiranía del “reloj biológico” femenino. A los 36 años y en pareja con Oscar Righi, se mostró más segura y desenfadada que nunca: “Elijo a los hombres con el corazón, no con la cabeza”.

“La gente no me cree, pero soy temerosa, insegura y muy sensible. Cuando estoy mal no me molesta llorar, expresar la angustia y mostrarme débil. Cuando te hacés cargo de tu debilidad de alguna manera te fortalecés y te ubicás en un lugar de claridad. Soy una mujer muy clara” confesó la actriz..

Cuando le preguntaron adónde le gustaría llegar en la vida, no se enroscó: “No sé adónde voy ni tampoco me importa demasiado. No proyecto ni pienso mucho. Hoy por hoy no sé si voy a dirigir, producir, escribir, cantar o actuar. Tengo muchas ganas de disfrutar de la vida y cada una de mis elecciones está puesta en esa búsqueda. Sueño con ser feliz y formar una familia, pero hasta que no encuentre al hombre que yo crea que puede ser el mejor padre para mis hijos no voy a casarme. Quiero elegirlo con el corazón y no con la cabeza”.

¿Y el reloj biológico? “¿Y si mi destino no es ser madre?” desafió Gaetani. “Entonces, ¿por qué voy a exigirme a formar una familia? Los mandatos sociales de nuestras abuelas –de la mujer que nació solo para criar a sus hijos, hacer feliz a su marido y armar una casa– cambiaron. Me parece una locura que las mujeres se apuren a ser madres porque quizás a los 40 ya no “servís”. No estoy de acuerdo con eso y no lo quiero para mí”.

Y remató: “Adoro encontrarme con mujeres de 50 bien plantadas, con una carrera, con sueños, que son bien mujeres, más allá de si tuvieron hijos o no. Hoy parece que si no estás con un hombre que te pueda mantener, que tenga un buen auto, una buena billetera y un nombre que sustente el apellido de la familia entonces no sos nada. Y si encima no sos madre, entonces te miran como si estuvieras atrasada. ¡Cómo puede ser que mujeres de mi edad estén sujetas a mandatos tan antiguos!”.