Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Amenazan de muerte al cura y periodista Christian Viña que trabaja con niños adictos al paco

El sacerdote Christian Viña, que trabaja con niños adictos al paco en un templo ubicado en la periferia de La Plata, fue amenazado de muerte por un joven que le advirtió que corría riesgo su vida si continuaba con su tarea social contra las adicciones en el barrio.

“Un joven me amenazó y en medio de insultos y escupitajos me dijo que iba a matarme”, confirmó en declaraciones a DyN el sacerdote, quien antes de ordenarse como eclesiastico ejerció el periodismo en el canal de cable CVN, de Eduardo Eurnekian,en los noticieros que dirigía Eliseo Alvarez, durante casi una década.Viñas además de ese trabajo pastoral en Cambaceres, es asesor de prensa del obispado de La Plata.

“Me exigió abandonar la obra de un oratorio en construcción en el que intentaremos sacar a niños y adolescentes de las adicciones”, agregó.

El hecho se produjo el sábado 15 de junio, pero Viña recién radicó la denuncia en la comisaría este fin de semana, después de que un grupo de jóvenes destrozó con un hacha el cartel del predio donde se construye un oratorio.

Viña es párroco del Sagrado Corazón de Jesús, del barrio platense de Cambaceres, y desde su llegada al templo encaró una tarea social con niños y adolescentes en situación de calle, muchos adictos al paco.

“Parece que nuestra tarea incomodó a alguien”, reflexionó el sacerdote, quien realizó una labor similar en la villa 21-24, del barrio porteño de Barracas, durante sus primeros años de seminarista.

Allí, Viña acompañó al sacerdote José María “Pepe” Di Paola, quien también fue amenazado por narcos en 2009 y el hecho fue denunciado públicamente por el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco. El sacerdote precisó que pocos días después de que un joven lo amenazó de muerte otros dos “destrozaron con un hacha la placa identificatoria del lugar, que fue realizada por el fileteador Martiniano Arce”.

Viña radicó la denuncia en la comisaría primera de Ensenada y se reunió con el intendente Mario Secco y la secretaria de Seguridad, Susana González, quienes se comprometieron a reforzar los controles en el barrio.

El sacerdote manifestó que tras la intimidación tuvo “miedo”, pero aseguró que seguirá adelante su misión pastoral y social “junto a tantos chicos abandonados a su suerte en las calles y sumidos en las drogas”, y convocó a rezar por quienes lo atacaron.

“En cada misa y en las distintas oraciones del día estamos rezando por la conversión de quienes hicieron esto. El oratorio sólo busca sacar chicos de la calle y llevarlos al corazón de Jesús. Y, obviamente, no es para mal de ninguno, sino para el bien de todos”, argumentó.