Una creación periodística de Luis Pedro Toni

La novia cautiva, una historia romántica

La novia cautiva de Johanna Lindsey es una exquisita novela romática que durante sus páginas te transportará a un mundo de amor distinto. Estamos en el año 1883 cuando comienza la historia, La autora da excelentes descripciones de los paisajes de Londres, y Egipto, además del estupendo retablo de costumbres de la época. A diferencia de otras lecturas, en esta, tantas descripciones no aburren el texto, ya que transmiten  una belleza extraordinaria.
Respecto a la trama, la novela gira en torno a las emociones humanas: amistad, lealtad, amor, traición y arrepentimiento. Son sufridas de distintas formas por los diferentes personajes. Es la historia de dos hombres cuyas circunstancias los lleva a enfrentarse por una mujer (amiga y prometida de uno de ellos y supuesta amante del otro) con un desenlace fatal. Pero el amor es lo que siempre salva a los seres humanos, el amor le da sentido a la vida, y esto es lo que queda claro en este libro. Recomendada para aquellos que disfrutan de las historias de amor sin cansarse.
 
Sinopsis: Las estrellas brillaban en la pura noche del desierto. Era una noche hecha para el amor. En lugar de eso, el terror la inundó. Por lo menos para Christina. Era un acto caprichoso y temerario, ella había insistido en acompañar a su hermano desde Londres a El Cairo. Ahora ella fue hecha prisionera por ese desconocido. Raptada por ese secuestrador y llevada atada, con el rostro cubierto, a galope tendido, sobre la silla del caballo del hombre. Todo fue rápido y sin pronunciar palabra. Hasta llegar al escondido campamento.
Christina siempre se juró que jamás sería la esclava de un hombre. Ahora estaba convertida en una verdadera esclava de alguien que podría hacer con ella todo lo que se le antojara. Ella rezó para que la matara.
Pronto ella compartiría su lecho, conocería de su carne. Siempre más cerca, más junto al hombre que la poseía como dueño.
Pronto aprendería a desearlo tanto como él la deseaba a ella. Aprendería a compartir su alma, a compartir todo su ser. Su cuerpo ansiaba ser de él, gozar eternamente del tembloroso éxtasis.