Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Se presentó Metegol de Campanella

Juan José Campanella estrenará el jueves 18 “Metegol”, inspirado en un cuento de Roberto Fontanarrosa en versión del propio cineasta, el periodista y escritor Ricardo Sacheri y Axel Kuschevasky.

Este equipo principal, el mismo de “El secreto de sus ojos”, el segundo filme argentino ganador del Oscar de Hollywood a mejor producción extranjera, que también lo integran el director de fotografía Félix Monti y el compositor Emilio Kauderer, requirió una inversión de Argentina y España, que supera los 20 millones de dólares. sin incluir la publicidad.

El argumento del filme es simple: un padre cuenta a su hijo, Amadeo, que juega al futbol con un metegol y también en su tablet, hasta que un día derrota en ese juego a Grosso, el chico malo del pueblo.

Años después, el villano convertido en una estrella estilo Ronaldo vuelve para apropiarse del lugar, demolerlo y convertirlo en un gran estadio de juego y negocios y también con la chica.

Amadeo y Laura se unen para recuperar el metegol y sus pequeños jugadores de plomo que fueron a parar a un basural, y con los vecinos unidos en equipo enfrentar al equipo profesional pero desapasionado del ególatra regresado y su mánager, en un partido en el que se juegan su futuro. La idea del club, de la sociedad civil unida, vuelve de la mano de Campanella.

El cineasta vuelve también sobre el tema de la pasión: “La pasión es un lugar recurrente, por ahí a medida que uno tiene las necesidades básicas cubiertas, digamos que primero hay que vivir. Le estoy dando más lugar a lo coral y a la pasión. Es cierto: la pasión es un tema recurrente”, explicó acerca del filme con voces de doblaje de David Masajnik, Horacio Fontova, Pablo Rago, Miguel Angel Rodríguez, Fabián Gianola, Osvaldo Príncipi y hasta el mismo Campanella.

“Uno no es consciente cuando está haciendo una película cual es el tema recurrente. Hace cosa de un año y pico me di cuenta de que influencias o semejanzas tiene, en cuanto a contenido espiritual, con ‘Luna de Avellaneda’, cosa que yo no era para nada consciente hasta que volví a verla diez años después y lo descubrí”, dijo.

Y agregó que “La pasión está presente, y quienes estamos detrás de Metegol no lo hicimos para satisfacer a nuestras familias. Últimamente ese tema está como más afuera. En ‘El mismo amor, la misma lluvia´ era el amor frustrado y como que la demostración de la pasión empieza a surgir tangencialmente en ´El secreto…´ y ahora es el eje.

Según el cineasta ganador de un Oscar “El tema de la relación del individuo con la comunidad que era el eje de ‘Luna de Avellaneda’, es decir que además de ser una suma de individuos, somos comunidad, que ninguna de las dos cosas se pierdan una en la otra. La pasión se convierte en un tema importantísimo”.

“Estábamos con muchas dudas, y mientras el problema se resuelve, aparecieron muchos otros personajes animados  pero además la fundación liderada por la comunidad. Pensé que era un lugar importante para dibujar crear situaciones muy especiales como la nueva estatua fundacional con los graciosos y queribles personajes del pueblo héroes a pesar de todo”. Reconoce.

Para el cineasta, “no solo está la idea del club que se pierde sino la del café. Había una similitud consciente con lo que estamos viviendo en el personaje de Amadeo, que nunca relacione, pero hace cosa de un año y medio me dije ‘la pucha es casi el mismo viaje de Luna de Avellaneda’, pero en una situación distinta”.

Otra obsesión son “los parques de diversiones de nuestra infancia, esos que había en Mar del Plata o en Miramar, que siempre aparecían, alguno con seis o siete jueguitos, eso es de los que todavía quedan algunos con máquinas oxidadas, en un presente raro, en un barrio de Buenos Aires pero en un valle cordobés, un valle que necesitábamos por una cuestión argumental”, explica.

“Cuando nos pusimos a pensar en la arquitectura nos pareció que debía ser un poco más urbana, con  una recova como la del bajo porteño, y nos viene bárbaro que sea una arquitectura con la de Buenos Aires, muy europea, por el tema de la coproducción, es decir universalidad sin perder argentinidad, que no tenga nada de estadounidense”.

El proceso de animación es muy singular: “Generalmente muestro mis películas terminadas dos veces antes de estrenarlos, un primer corte y después un segundo y en este caso no pude hacerlo porque literalmente el primer público que no tuvo nada que ver con la película que lo vio fue el de la primera función de prensa, ni siquiera yo la vi todavía. Es muy loco lo de la animación”, asegura.

“Las cosas que deben provocar humor uno no puede darse cuenta si son efectivas hasta que se tiene la copia final y hasta los sponsors sospechaban que el producto terminado podía no ser para nada divertido. En animación hasta que se llega al estreno, la película está solamente en tu cabeza, y una vez terminado  el producto está sometido a vos mismo y a los demás”, afirma.
“Qué es lo que más me emociona de la historia? Sin lugar a dudas la relación del padre con el hijo, desde el principio cuando comienza la historia y muy especialmente la escena final, cuando la intensidad emocional es mucho mayor.
También los homenajes cinéfilos, como el que tiene que ver con “2001, odisea en el espacio” y dos a Ingmar Bergman”, confiesa.

Para Campanella, “en el gran equipo de la película hay muchos jóvenes, con mucho entusiasmo y con igual cantidad de caos, entonces estás tratando de contener trescientas y pico de personas, y por suerte éramos varios los que teníamos experiencia para conducir esa estructura de artistas”.

“Escribo de noche”, aseguró el también director de series estadounidenses de éxito como Doctor House y la Ley y el Orden, ”… pero como acá no hay una industria de animación fuerte hay muchos independientes que trabajan de noche. Organizar a toda esa gente bajo un mismo techo, a lo largo de tres años, es todo un tema”.

“Para hacer este tipo de trabajos aquí faltan mesas de computadoras, y la que necesitamos es como la de cinco bancos de los grandes. Contamos con infraestructura propia, con la que nos ofreció Telefónica, y en cuanto a Microsot se invirtieron alrededor de un millón de dólares en este tema. Son diez horas por fotograma y en este caso doble porque el resultado es en 3D”, dice.

“Además cuando terminás una toma te das cuenta, que por una cuestión de índole digital, te falta un personaje porque se le antojó a la computadora, y es todo un tema. Existe gente especializada encargada de detectar esta continuidad digital numérica binaria a través de códigos, que se conocen con el nombre, en inglés, de solving”.

Campanella, consecuente con su posición habitual, no habla de política, y cuando se acerca a esas cuestiones, prefiere hacerlo por la red social Twitter, aunque en diálogo con Télam, se refirió al programa en el que Jorge Lanata criticó al INCAA y la industria cinematográfica local.

“En este momento los grandes problemas que tiene nuestro cine son aquellos que nos exceden. Creativamente está como siempre porque es imprevisible, hay años buenos y años malos. Los grandes problemas que tiene la industria del cine no dependen de la industria del cine: el dólar atrasado le hace mal al cine y por eso la industria del servicio de producción murió”, aclara.

“Pero las discusiones del cine debemos darlas puertas adentro porque en la medida que se politizan y toman estado público, antes de lo pensado empieza la confusión. Cuando se mezcla cine con política se embarra la cancha”, piensa.

“Soy amigo de Liliana (Mazure) hace mucho tiempo, y han mejorado mucho las cosas. Hablo asiduamente con ella, y ya debatiré con Lanata su informe. Estoy de acuerdo en general con lo que se hace cine y desde el 2004, cuando apoyé la Ley de Cine. En este momento el cine argentino, creativamente está como siempre: es como el vino, hay un buen año y un mal año”, concluyó. (Télam)