Los secretos de la casa de Riverton
La casa Riverton se ubica en Inglaterra y se divide en dos tramas de tiempo con un mismo narrador en primera persona: Grace Bradley, una anciana casi centenaria al final de sus días, cuya memoria se ve sacudida por la visita de Ursula Ryan, cineasta decidida a rodar una película sobre la muerte prematura del poeta Robert Hunter. Rememora el tiempo vivido en la casa Riverton como doncella de las hermanas Hannah y Emmeline Hartford.
Ese pasado es la crónica de la familia Ashbury durante una década, desde 1914 a 1924, cuando Grace empieza a trabajar con apenas catorce años, hasta lo sucedido junto al lago de Riverton diez años después. Es una historia de intriga, amor y a la vez un retrato muy detallista de una década específica, donde las diferencias de clases sociales eran abismales con unos señores anclados en tradiciones del pasado, reacios a aceptar los cambios ineludibles provocados por la Primera Guerra Mundial, y los criados sumisos, sin una pizca de ambición personal, aferrados al deber que los ligaba a la familia que servían.
Pese a la intriga que suscita la muerte de Hunter, el inicio de la novela es un vaivén constante de Grace en sus recuerdos, al principio confusos, hasta que toman forma y siguen una progresión lineal en el tiempo. Cada personajes está muy bien trazado, todos retratados a través de sus anhelos, sus sueños y sus experiencias. Hannah Hartford comparte el protagonismo con Grace tanto en el pasado como personaje central de la trama, como en el presente en los pensamientos de la anciana. Es una joven inquieta, llena de proyectos de viajes y aventuras. Lo que su familia le tiene reservado: matrimonio y maternidad, le parecen una condena y sueña con escapar de esa cárcel dorada. Frente a ella tenemos a Grace, de la misma edad, criada, hija de padre desconocido, cuya madre apenas le presta atención. En su caso, desde muy joven se ve obligada a cuidar de sí misma, pero eso no significa que posee más libertad que Hannah. Entre las dos nace una amistad ambigua con unos límites definidos por sus respectivas posiciones en la casa. Grace se convierte en la guardiana de los secretos de Hannah, cuya familia desaprueba sus aspiraciones, y sin sospechar que su doncella tampoco entiende el anhelo de su señora de independizarse ya que ella carece de ambición por haber sido aleccionada para servir sin más aspiraciones.
El resto de los personajes ejercen un papel fundamental en las vidas de Grace y Hannah. Los mayores representan el estancamiento frente al progreso, los jóvenes son el motor que acelera los cambios para disgusto de sus padres. Cada uno destaca y aporta matices a la novela influyendo en los hechos que alteran el curso de la historia, como Emmeline Hartford, Robert Hunter o Alfred.
La parte correspondiente al presente de Grace es la de una anciana dividida entre mantener el secreto que oculta o contar la verdad sobre lo sucedido una fatídica noche décadas atrás, un hecho que marcó el fin de la familia Hartford y el cambio radical de rumbo que tomó la vida de Grace.
Se destaca el magnífico estilo narrativo de la autora con una ambientación inmejorable de las dos Riverton, la de “arriba” y la de “abajo”. Kate Morton, una vez más, ha sabido retratar con estilo una sociedad dividida, y a la vez estrechamente vinculada. Marca bien los tiempos anteriores a la primera guerra mundial y lo que sucede después de la misma. El retrato histórico que la autora ofrece es excelente. No le sobra nada a la novela, hasta llegar a un final sorprendente…
Sinopsis:
Verano de 1924. Durante una rutilante fiesta de la alta sociedad en Riverton Manor, un joven y prometedor poeta se quita la vida.
Invierno de 1999. Grace Bradley, una anciana de noventa y ocho años que otrora fuera doncella en la mansión de Riverton, recibe la visita de una joven directora de cine que está rodando una película sobre aquel suicido. Esa visita convoca los recuerdos que durante décadas Grace había relegado a lo más profundo de su mente, incapaz de enfrentarse a ellos. Páginas: 514. Editorial: Suma de letras