Una creación periodística de Luis Pedro Toni

La feria americana de Jelinek

Las necesidades económicas apremian a la mediática figura, a punto tal que se vio en la necesidad perentoria de acudir a un viejo recurso: el remate.

En efecto, la calurosa tarde del sábado no fue una más para Karina Jelinek, que escribió otro capítulo en su historia con Leo Fariña. El tema es que la morocha realizó una especie de “feria americana” con las cosas de su lujoso departamento ubicado en la calle Libertador. Para evitar levantar suspicacias, el aviso decía “familia vende”, y entre los artículos a vender se encontraban “un sofá, tres cuerpos capitonné con tachas” y otro diseño de dos cuerpos, terciopelo colorado capitonné Cavalli. Entre los objetos vendidos en la feria americana de Karina se pudo observar una importante mesa comedor diseño Art Decó con cristal biselado, un escritorio diseño Cavalli en metal plateado y melanina y un par de mesas luz estilo inglés. Pero no sólo puso a consideración del público sus muebles: también vendió artefactos electrónicos y otros elementos como un plasma de 32”, una máquina electrodos, otra para liposucción láser Lipo X Col, un mini gimnasio, un escalador, una heladerita y teléfonos inalámbricos.

Los que se piensan que la morocha sólo remataba cosas de Leo Fariña se equivocan: en la feria americana también había importante cantidad de ropa de mujer, pieles, zapatos, carteras, bijou, anteojos, fragancias y accesorios, todo de primeras marca. En el aviso se detallaba que había que ir con DNI, y que serían acompañados con personal de seguridad. La feria duró desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde ante la presencia de una buena cantidad de público que deseaba las cosas de Karina Jelinek.