Una creación periodística de Luis Pedro Toni

El Papa llegó a la tapa de la revista Rolling Stone

Hasta la Rolling Stone se vio seducida por el papa Francisco. Por primera vez, el magazine norteamericano especializado en rock, música  y cultura llevó a una máxima autoridad de la Iglesia Católica a su portada. La publicación sorprende ya que Jorge Bergoglio lidera una institución que, a raíz de su conservadurismo doctrinario, en otros tiempos no hubiese significado de interés entre el público al que está orientado la revista: los jóvenes.
 
El artículo, titulado “Los tiempos están cambiando” -en clara alusión al álbum y canción homónima interpretada por la leyenda del rock de protesta Bob Dylan-, destaca lo “mucho que hace” el Sumo Pontífice en diferenciarse de sus predecesores y constituirse a sí mismo como el “papa del pueblo”.

“Francisco decidió no vivir en el palacio papal, sino que se queda en la habitación de huéspedes del Vaticano, liberándose del aislamiento del clero. Opta por manejar alrededor de la ciudad en un Ford Focus en vez de una limusina”, subraya tras repasar otras demostraciones fuera del protocolo habitual, como el pago de las cuentas desde su bolsillo.
 
Además de destacar los “gestos” que líderes del mundo y propios y extraños se han cansado de elogiar, la Rolling Stone pone énfasis en otros cambios que lidera el obispo de Roma desde su entronización, como su “actitud inclusiva hacia los derechos humanos”, su ruptura con “la tradición” vaticana, y el “hacerle frente a los temas políticos”, como su crítica al capitalismo.
 
Y señalan que no es sólo una alternativa “más amigable” que contrasta con el pontífice saliente, Benedicto XVI. También recuerdan que el papa Francisco inició las investigaciones sobre los casos de corrupción y pedofilia que desgranan hacia adentro a la Iglesia, denunciadas en el informe que le delegó su predecesor, el alemán Joseph Ratzinger.

“Rolling Stone presenta al Papa como el hombre atado a la tradición religiosa en una mano, y lucha para traer a la Iglesia a una nueva era con la otra”, reflexionan desde la publicación. Al igual que Dylan en su canción, concluyen un conflicto entre dos tradiciones, o dos “sentimientos” encontrados. Mientras que el cantautor se refería en los 60 a la pelea intergeneracional entre padres e hijos, a la búsqueda de una sociedad sobre nuevas bases que dejara de lado la esclerosis de las antiguas aspiraciones, el artículo se pregunta por “los tiempos que están cambiando” al interior de la institución eclesiástica: ese espacio entre lo nuevo que puja de la mano de Francisco y lo viejo que no termina de morir.