Una creación periodística de Luis Pedro Toni

“El escarabajo de oro”, mejor película argentina del Bafici

La coproducción entre Argentina, Suecia y Dinamarca “El escarabajo de oro”, de Alejo Moguillansky y Fia-StinaSandlund, se alzó con el premio a la Mejor Película de la Competencia Argentina del 16to Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), que hoy anunció su palmarés y concluirá mañana sus proyecciones.

“El escarabajo de oro” es una divertida sátira al mundo del cine independiente y un proyecto que muta hasta convertirse en otro sin sentido, que tapa una fallida búsqueda de un tesoro, de la mano del autor de “Castro”, y Linda Fina-Stina Sandlund, una documentalista sueca.

El filme cuenta en el guión con la participación de Mariano Llinas, autor de la recordada “Historias extraordinarias”, para un relato que deriva en una delirante road movie que tiene con destino a Misiones.

El filme de Mitra Farahani es un documental con eje en Bahman Mohasses, una de las principales figuras del arte iraní prerrevolucionario rastreado por la cineasta y ella misma pintora hasta una habitación de hotel romano, una serie de retatos que permiten descubrir a tan singular artista.

La premiación fue anunciada este mediodía por el director del Bafici, Marcelo Panozzo, y el ministro de Cultura porteño, Hernán Lomardi, en un encuentro con la prensa que tuvo lugar en el Centro Cultural Recoleta, donde se concentró una parte de la actividad del evento cinematográfico más importante de Buenos Aires.

Casi medio centenar de filmes argentinos animaron la muestra, con películas nacionales de nivel y buenas presencias, incluso fuera de la competencia, donde  se vieron “El color que cayó del cielo”, de Sergio Wolf, sobre meteoritos, y “La ballena va llena”, una performance a propósito de arte y migrantes del colectivo La Estrella de Oriente, con personajes como Marcelo Céspedes, Daniel Santoro y el Tata Cedrón como impulsores.

En materia internacional, más allá de la premiada, que gracias al reconocimiento tendrá distribución y exhibición local garantizada, se vieron otras obras destacables, como todas las premiadas o merecedoras de menciones.

Además de los filmes de apertura, “The Congress”, animación del israelí Ari Folman, o el de cierre, esta noche,  “The Scond Game”, del rumano Corneliu Porumboiu, un relato autorreferencial del autor de “Bucarest 12:08” y “Policía, adjetivo”.

También en el bloque internacional se vio la singular “Iranian”, de Mehran Tamadon, que plantea temas de actualidad desde una estructura narrativa audaz, mientras que en el argentino propuestas con niñas o adolescentes como las cordobesas “Atlántida”, de Inés María Barrionuevo y  “Ciencias naturales”, de Matías Lucchesi, que deviene road movie.

O “Juana a los 12”, que tiene como centro a una alumna de colegio privado estigmatizada, y, con otro eje, el ejercicio más o menos documental  “Si je suis perdu, c’est pas grave”, de Santiago Loza, singular observación de un taller teatral.

También hubo documentales de muy buen cuño, tales los casos de “Amancio Williams”, de Gerardo Panero, sobre el arquitecto argentino; “Burroughs: The Movie”, de Hoeard Brookner, sobre el escritor estadounidense;  “Cosano: la vida secreta de un vestido”, de los hermanos Diego y Pablo Levy, sobre el diseñador de moda argentino; o el brasileño y oportuno “Temple of Emotions: The Maracana”, de Gerhard Schik,, entre otros.

Los más de 400 filmes, entre largos y cortometrajes fueron apoyados por un público entusiasta que de más de 100 mil espectadores a razón de tres o cuatro películas cada uno, superando así la cifra de 300.000 espectadores que fue la del 2013, que indica existe un público importante para este tipo de propuestas.

Además también tuvieron muy buena recepción las actividades organizadas en el Centro Cultural Recoleta, no obstante en esta entrega se percibió una menor presencia internacional, más allá de jurados y directores invitados.

Este año no se contó con las salas del Cosmos-UBA ni con el Teatro 25 de Mayo (ahora con llegada del subterráneo, pero ocupado por un musical de Ricky Pashkus producido por Luis Majul), o la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, cerrada por refacciones hasta agosto, según expresó el mismo Lombardi, y tampoco con la Alianza Francesa.

Al superar sus primeros diez años de existencia, el Bafici, que nació como un festival de lo joven y contundente, de lo nuevo de lo nuevo, comenzó a sentir algunos primeros síntomas de crisis en sus articulaciones, producto del paso del tiempo.

Los jóvenes de veinte ya tenían treinta, y el cine mundial interpretado como independiente comenzó a sobreabundar a consecuencia de la sana democratización que permitieron los procesos tecnológicos.

Sin embargo surgió otro problema, esperable, que era el del poco filtrado de toda esa producción que, además comenzó a clonarse al a ser respaldada indiscriminadamente por grupos de críticos e infinidades de festivales ad hoc que los promueven.

El Bafici no es una excepción, y el criterio de que la cantidad garantiza calidad puede fracasar si quienes programan no ponen en práctica una política estricta de separar aquello realmente bueno y genuino de vanguardia de lo que solo puede ser relleno.

Son merecedoras de aplauso las ediciones del catálogo, de casi 500 páginas, así como la versión facsimilar del guión de “Arroz con leche”, comedia de Carlos Schliepper, coescrito con Julio Porter, con comentarios de varios especialistas, que como el ciclo dedicado al director en el Malba, recupera la obra de un gran cineasta que muy lejos de la independencia siempre trabajó para grandes estudios. (Télam)