Una serie de irregularidades sobre las circunstancias en que se produjo la muerte de Joan Rivers han salido a la luz con la investigación que se realiza al centro médico donde la comediante y presentadora de televisión se sometió a una endoscopía.

Según han declarado miembros del equipo médico de la clínica Yorkville Endoscopy, en Manhattan, uno de los doctores que atendió a Rivers -y cuyo nombre no se ha revelado-, se tomó una selfie en la sala de procedimientos cuando ella estaba bajo anestesia y minutos antes de que sufriera un paro respiratorio.

Rivers, de 81 años, había programado para la mañana del 29 de agosto una endoscopía con el gastroenterólogo Lawrence Cohen, director de la clínica, y el procedimiento -de manera irregular- terminó en una biopsia.

El procedimiento inicial pretendía determinar las causas de su voz gastada y los dolores de garganta que estaba sintiendo la paciente, para lo que se utilizó una pequeña cámara, informa CNN.

Sin embargo, una vez que Cohen terminó con el procedimiento, otro especialista entró en el panorama. Se trataría del especialista con el que Rivers llevaba tiempo tratando sus problemas con las voz, y sería el mismo que se tomó la fotografía.

Sin pedir el consentimiento de la paciente, y sin la certificación exigida por la ley, este segundo médico realizó una biopsia a las cuerdas vocales.