Jésica Cirio y Martín Insaurralde festejan su casamiento en una quinta de Ezeiza, con más de 200 invitados.

A continuación, algunas curiosidades del evento:

Los invitados se trasladaron desde el estacionamiento hasta el salón donde se realizó la ceremonia y la fiesta en autos eléctricos.

Para que las chicas bailen a pesar de los tacos altos, Jesica junto con Ricky Zarkany pensó un souvenir especial: ojotas.

A pesar de que es una gran fiesta, no es una boda tradicional: el vestido de la novia no es de color blanco, Jésica no tiró el ramo, tampoco hubo ligas, carnaval carioca ni vals.

A diferencia de otras fiestas de este estilo, el orden de los invitados en las mesas no fue elegido por los novios, sino que es libre y la gente se sienta donde quiere.

El menú principal es asado, aunque antes hubo entradas de todo tipo. También hubo catering especial para los periodistas que se ubicaron en una carpa preparada especialmente.

La plata que la pareja recaude en los regalos será donada para un comedor de Lomas de Zamora.