Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Para atrás: despues de 55 años el gran Cosquin no se vé por TV

Así fue la primera luna de Cosquín 2015: del derroche de energía de La
Sole a la sutileza de Pedro Aznar
El arranque del festival tuvo una imponente apertura musical
encabezada por la Orquesta Sinfónica. La Sole fue arrolladora y Pedro
Aznar puso la fineza. La convocatoria y los horarios, en el debe.
Crónica y galería de fotos.Intensidad, emoción, arengas, diversidad de
zambas, humor, acoples. La primera noche de la edición 55 del Festival
de Cosquín tuvo de todo. Un comienzo imponente con la Orquesta
Sinfónica del Festival, un show estridente y muy aplaudido de Soledad;
la pasión de Pedro Aznar para ponerle delicadeza y elegancia a los
himnos que en muchos otros cantores pasarían desapercibidos.

Ese es el gran mérito del ex Serú Girán: saber reinterpretar los
clásicos del cancionero con arreglos que pueden ser finísimos y
potentes a la vez. Como en la versión de Zamba del carnaval con el
bajo bien al frente o la de Deja la vida volar de Víctor Jara, que
fuera elogiada por la misma Mercedes Sosa, según recordó el músico.
“Vamos a llevarla a pasear por el mundo”, contó que le dijo la “Negra”
antes de tomar esa versión que luego fue registrada a dúo por ambos en
Cantora. Como una especie de devolución de gentilezas, Aznar le
ofreció Si llegara a ser tucumana, mientras en la pantalla se
mostraban imágenes de una joven Mercedes.

Una plaza que por momentos parecía indeferente, lo ovacionó después de
las bellas composiciones rescatadas del disco Yo tengo tantos hermanos
con poemas de Atahualpa Yupanqui, y El seclanteño en el que se lució
en el contrabajo. A pesar de algunos contratiempos con el sonido que
parecieron inquietarlo, Pedro “se fue diciendo adiós con su cajita de
cuero” y haciendo cantar esas estrofas al público casi como un mantra.

 

La convocatoria y el horario, en el debe. Para ese entonces, cerca de
las 3, la plaza que nunca había estado demasiado llena ya estaba por
la mitad. Llegó la salteña Mariana Cayón con su quena picante y
arremetió con tinkus, guaracha santiagueña y carnavalitos para
levantar el aplausómetro que terminó de estallar con La Callejera en
el cierre, que llegó una hora más tarde de lo prometido, ya que el set
de Soledad se extendió más de la cuenta. Habrá que ajustar para las
próximas jornadas, promesas son promesas.

 

Apuesta de consagración. Volviendo a los encabezados por Ariel Andrada
hasta se dieron el lujo apelar a la emoción con El rancho e’ la
cambicha y El corralero. Vienen de ser consagración en Jesús María y
algunos les ponen sus fichas para que repitan en Cosquín, aunque
todavía falta mucho festival por desandar. Por lo pronto, el grupo que
reside en Córdoba sacó a relucir su chapa como “los que hacen bailar a
todos” y le arrancaron dos bises a una plaza un poco disminuida en
cantidad, pero no en calidad de agite y que estaba dispuesta para
seguir la noche en alguna peña hasta el amanecer.

Cómo empezó la noche
Apenas pasadas las 22, con un marco interesante de público (poco más
de un 60 por ciento de la plaza) pero lejos de las convocantes
aperturas de otros años, la clásica bendición fue el punto de partida
para una apertura que transitó por todos los climas.

“Bienvenidos a Cosquín, donde siempre el barro se convierte en
milagro”, fueron las palabras del cura Roberto Álvarez, quien recordó
el mensaje del año pasado enviado por el Papa Franciso e hizo hincapié
en los “barros” que el público trae desde los distintos rincones del
país para generar la “común-unión” en la plaza, que hasta incluyó el
Padre Nuestro con los espectadores tomados de las manos.

Mientras tanto, la Orquesta Sinfónica dirigida por el maestro
Guillermo Becerra interpretaba Sólo el amor, el tema de un Silvio
Rodríguez a quien seguramente no le hubiera caído muy simpática la
carpa de la Comunidad Cubana de Córdoba al lado del escenario. Sería
surraelista imaginarlo tomando un mojito debajo de esas palmeras
luminosas. Muchachos, Cuba es bastante más que eso.

 

Luego sí fue el turno del Himno Nacional entonado por el tenor Darío
Di Tomaso y la joven transerrana María Luz, para luego dar paso al
Himno a Cosquín, con los Guitarreros vestidos más engalanados que los
propios integrantes de la orquesta y dejando el alma en cada estrofa.
La imagen del Ballet Camin con la Sinfónica detrás fue sin dudas la
postal de esta apertura diferente, que siguió con la clásica arenga y
la estridencia de los fuegos artificiales, bastante más austeros que
otras veces, tal vez reflejando el espíritu del festival que la propia
intendenta Rosana Adaglio se encargó de remarcar en la conferencia
previa. En esa presentación, la funcionaria también enfatizó que el
festival “es patrimonio de todos los argentinos” y no de “un
ministerio” en clara alusión al desencuentro con Teresa Parodi, quien
por la tarde había expresado su parecer en un comunicado. Luego,
Adaglio aclaró que hubiera sido “un gusto” tener a Parodi en el
festival, aunque claro, como artista.

A toda orquesta. Mientras el humo de los fuegos artificiales todavía
sobrevolaba la plaza, Maia Sasovsky presentó su sobrio vestido blanco
con el detalle de la tradicional guarda del poncho coscoíono y tras
lidiar con algún desperfecto del sonido que provocaba un incómodo
seseo, dio paso a uno de los segmentos más logrados de la velada, con
la Sinfónica y los músicos invitados. Así pasaron piezas que también
son himnos como Zamba para olvidar y la sentida interpretación vocal
de Liliana Rodríguez; una sonriente Mariana Carrizo para recrear Doña
Ubenza, la milonga La cambiada con el protagonismo del piano de
Gerardo Di Giusto, autor también de los notables arreglos de este
pasaje.La voz del interior digital.Andrés Fundunkian

 

Párrafo aparte para la potente reelectura de La vieja, una de las
chacareras más versionadas del cancionero, en este caso con la
guitarra eléctrica de Mathias Di Giusto y una fina distorsión que
recordó esas páginas épicas del rock hermanado con los sonidos de la
música clásica.

Después de semejante epílogo, quedó un poco descolocado el humor de
Julio Vaca “Chicharrón”, quien despertó algunas carcajadas pero sobre
todo trajo un poco de calma, esa que antecede al huracán, en este caso
la querida Soledad y todo su despliegue.

Con el aplomo de quien se mueve desde muy temprana edad sobre los
escenarios, Soledad consiguió encender al público de distintas
maneras. En escena estuvieron presentes el cantante Pablo Cordera, con
quien la mayor de las Pastorutti interpretó Dime quién soy yo, al
tiempo en que, desde otra punta, el pintor Augusto Gallo pincelaba un
lienzo. La ilustración era proyectada sobre una gran pantalla detrás
de los músicos.

Las hermanas Pastorutti compartieron varias canciones, demostrando que
su química sigue intacta, aunque la arenga al público ya no sea sólo
con los ponchos. Hicieron una versión conmovedora de Paloma blanca y
otra de De Simoca. Se destacó también la participación del Ballet
Chúcaro, que zapateó las tablas y contagió entusiasmo al público, que
pidió más y más. “Esta plaza necesita nuevas figuras”, sugirió la Sole
con cordura. A juzgar por la convocatoria, seguro que sí.
La voz del interior digital.Andrés Fundunkian.

Nota de Repórter del espectáculo:Dicen que aun siguen las tratativas
con la tv pública parta emitir las próximas lunas de la muestra
folklórica cordobesa.Asimismo llegan informaciones de Córdoba
asegurando que no se trasmite por desinteligencias de la gobernación y
la intendencia.¿Y el púiblico de todo el país que culpa tiene?