“Las cosas suceden cuando suceden, no se puede vivir sin amor. Tampoco creo mucho en los tiempos y en el contexto”, opinó Juana en una entrevista a La Nación. La actriz viene de una larga relación con Gonzalo Valenzuela con quien tuvo a Silvestre y Alí, y previamente había sido madre de Ambar, producto de su relación con Juan De Benedictis.

“No sé si cuando sos madre tenés que esperar hasta los 33 o aguardar a que tus chicos sean adolescentes. Tampoco sé si todo tiene que explicarse. Sólo sé que si hay amor, ¿qué puede ser malo?”, expresó Juana, quien apuesta a enamorarse una vez más y compartir su relación con Chano a través de Twitter e Instagram: “Yo no soy de aquellas que temen volver a involucrarse. Por supuesto que uno adquiere experiencia de vida, va creciendo, tiene cicatrices. Algunas han sanado, otras tal vez, también están las de cicatrización queloide… Pero todas tienen un origen y un pasado. El amor puede aparecer a pesar de las heridas. Es la materia que uno jamás aprende”.

Hace unos días Juana conmocionó a sus seguidores con un mensaje en Twitter al cumplirse el cuarto aniversario de la pérdida de su bebé, quien murió a los ocho meses de embarazo. Al respecto, la actriz abrió su corazón y se mostró fuerte para continuar tras el trágico episodio: “Después de haber besado la muerte, comprendo que ella es parte de la vida. Viví el peor dolor. A mí se me murió un hijo. Es algo desgarrador, incomprensible. Pero no te queda otra que seguir viviendo. Cuando algo no se puede modificar, hay que buscar la vuelta para seguir mirando hacia delante y valorar todo el doble”.

Otro de los grandes desafíos de Juana, además de apostar al amor, pasa por la pantalla de la televisión argentina. Es que la actriz debutó en el certamen de Bailando por un Sueño, el programa conducido por Marcelo Tinelli y confesó por qué aceptó la propuesta: “Venían proponiéndome estar en el certamen hace tiempo. Amo bailar, pero decía que no porque no estaba de acuerdo con algunas cosas que sucedían en ese momento. Qué sé yo, muchos pruritos. La cosa es que supe que el año pasado hubo gente talentosa, que estaba muy bueno. Igual decía no. Hasta que Ámbar con sus 12 años me dijo: ¡Mamá, está buenísimo, hacelo!”