Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Turquía desbancó a la novela latinoamericana en el Mercado de Cannes

El país que este año desembarcó en la pantalla argentina con el
fenómeno de “Las mil y una noches”, telenovela que llegó a medir 25
puntos por El Trece, revolucionó el Mipcom, la feria de contenidos
televisivos más importante del mundo que se realiza entre el 5 y el 8
de octubre en la ciudad francesa de Cannes, al imponerse como uno de
los exportadores que hace tambalear el histórico reinado del culebrón
latinoamericano.
Invitado este año como País de Honor al evento que reúne anualmente 14
mil personas personas entre productores, expositores, canales públicos
y privados de todo el mundo, Turquía anunció que en lo que va de 2015
los distribuidores llevan vendidas 135 mil horas de telenovelas a 75
países.

Es que con casi 78 millones de habitantes, el país hoy tiene 678
canales de televisión: 25 nacionales, 16 regionales, 205 locales y 432
por suscripción.

La industria audiovisual de Turquía es, sin duda, un caso de
crecimiento exponencial dentro del mercado internacional: en 2004 las
exportaciones de sus dramas alcanzaban apenas los 10 mil dólares y
sólo una década después, con 200 millones, se convirtió en el segundo
mayor exportador mundial de series, sólo superado por Estados Unidos.

Hoy, este gigante que primero conquistó las pantallas de Medio Oriente
y Europa, es ahora un aliado inesperado de los programadores de
canales privados de América Latina. En Argentina, el puntapié inicial
fue “Las mil y una noches”, que por la pantalla de El Trece llegó a
convertirse en uno de los programas más vistos del prime time local.

“En 2014 pude ver un screening en Los Ángeles y lo que me entusiasmó
fue la historia: me recordó a ´Rosa de lejos” -culebrón nacional de
1980 encabezado por Leonor Benedetto y Juan Carlos Dual-, porque
conserva el viejo esquema de la telenovela, así es que fue una gran
audacia ponerlo en el aire”, contó a Télam Walter Sequeira, gerente
del departamento fílmico de Artear.

Pero aquella audacia no tardó en convertirse en una verdadera
explosión: la emisión de la telenovela que costó un promedio de 3 mil
dólares por capítulo, llegó a marcar picos de 25 puntos.

Y tan sorprendente fue el fenómeno que Telefe también optó por dar una
vuelta de timón y pasar del drama brasileño (los derechos de emisión
de la exitosísima “Avenida Brasil” le costaron al canal de las
pelotitas casi un millón y medio de dólares) y probar con “Qué culpa
tiene Fatmagül?” (lunes a viernes a las 19) y ahora con “El Príncipe”
(que se estrenará próximamente).

“Evidentemente capturamos a un público que estaba deseoso de volver a
un ritmo distinto de contar una trama, a historias mucho más
personales, de situaciones que se desarrollan en un clima distinto y
no como ahora que todo se resuelve con rapidez”, agregó Sequeira.

Suerte de reversión del clásico más clásico de la literatura
universal, “Las mil y una noches” repone, no sólo en el contenido sino
en la forma de narrar, la fórmula más tradicional del culebrón blanco,
histórico bastión de Latinoamérica.

La tira cuenta en un tono extremadamente intenso y dramático el
devenir de una bella y exitosa arquitecta (Sherezade) cuyo hijo
pequeño se enferma de leucemia. Para conseguir el dinero de la
operación que le salvará la vida al niño, ella acepta dormir con su
flamante jefe (Onur). Finalmente terminan enamorándose.

Transmitida originalmente en Turquía por Kanal D en 2006 con una
emisión semanal en capítulos de una hora y media, la telenovela se
estrenó en 2014 Chile, luego en Colombia, Ecuador, México, Puerto
Rico, Bolivia, Uruguay y Argentina. En Brasil, excepción que confirma
la regla, fue lanzada sin éxito.

De hecho, podría decirse que el germen del monstruo de esta telenovela
en América Latina se gestó aquí mismo, a la vera del Mediterráneo: fue
en 2013, en un stand perdido del Miptv -versión a pequeña escala del
Mipcom- que dos empresarios chilenos vieron un teaser en turco,
mientras los vendedores les contaban la trama en inglés. Cuenta la
leyenda que los habría encandilado.

Pero fue recién un año más tarde, cuando ambos trabajaban en el canal
Megavisión, que compraron la tira, la doblaron, desafiaron al público
con escenas y planos más largos que el promedio del folletín latino (y
escasísimo sexo). Una vez estrenada, pasó de 11 tibios puntos
iniciales a explotar en 30; lo que se dice, el sueño del programador.

Pero, si se apunta a develar el secreto de su éxito, Juan Vicente,
Director de Contenidos Internacionales del canal chileno Megavisión
indicó que “responden a la misma lógica de la clásica telenovela
latinoamericana pero apelando a conflictos distintos: no son
conflictos de clase sino morales y éticos vinculados casi siempre con
las mujeres”.

“Además, contrariamente a lo que se piensa, las familias de América
Latina y de Turquía somos similares y eso nos permite fantasear con
que estamos viendo algo que podría sucedernos también a nosotros”,
agregó.

En el marco de una conferencia dentro del cronograma del País de Honor
titulada “Diálogo con las Américas” se tomó como caso testigo
Fatmagül, la abrumadora historia de una chica hermosa, huérfana y
pobre que es violada por un grupo de muchachos. La historia de amor,
en este caso, se tejerá con uno de los cómplices del abuso.

“El éxito aquí está dado por la redención. Fatmagül es un ejemplo de
auto superación, de una mujer que se redime y que termina por
encontrar el verdadero amor”, dijo Can Okan, Ceo de ITV de Turquía
sobre la tira que en Argentina alcanza un promedio de 12 puntos de
rating.

Otra de las claves de estas producciones, según apuntó Okan es
mantener la tensión sexual hasta el infinito: “En América Latina el
beso dentro de una telenovela sucede en los primeros capítulos,
mientras que en nuestras producciones se demoran más. En ´Fatmagül´,
por ejemplo, llega recién en el episodio 113”.

Y el enamoramiento de estos contenidos también está llegando al norte
de nuestro continente aunque los motivos no sólo tengan que ver con la
trama: es que según explicó Pelin Distas Yasaroglu, manager general
del Kanal D de Turquía, un episodio de una telenovela turca dura
alrededor de 113 minutos y cuesta 300 mil dólares, mientras que en
Estados Unidos cada capítulo tiene una extensión de 43 minutos
promedio y requiere una inversión promedio de 7 millones.

Así es que, con sus latas copando -y cooptando- el prime time de los
principales canales de América Latina, y con los ojos del epicentro de
la televisión mundial posados sobre sus producciones, será tarea para
el hogar de nuestra industria repensar cómo -si es que es posible-
recuperar el histórico bastión de exportadores de culebrones al mundo.
 Por: Solange Levinton,telam.-