Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Carnaghi, premiado por su aporte a la cultura

El sueño del pibe. Un reconocimiento para las grandes luminarias internacionales, una distinción que rubrica reconocimiento a una trayectoria basada en la excelencia, en aquellos trabajos en donde la creatividad forma parte de la inteligencia pero a su vez, de la sensibilidad, de la emoción.

Roberto Carnaghi recibió, en la residencia del embajador británico, una más que merecida distinción por su aporte a la cultura y, sobre todo, por los inmejorables trabajos realizados sobre textos de William Shakespeare durante toda su trayectoria.

Dicho premio se enmarca dentro de la sexta edición del festival que rinde homenaje al gran escritor en Buenos Aires. En charla con DiarioShow.com, Roberto nos dijo: “Fue algo emocionante, no competía con ningún colega y fui distinguido por mi trayectoria. Se trató de algo muy bello que quedará guardado muy fuerte en mi corazón”.

Carnaghi ha intervenido en varias obras de Shakespeare durante su recorrido escénico. En los comienzos de su carrera participó en “Hamlet”, una producción independiente en la ciudad de La Plata.

Luego realizó Macbeth, versión de Jorge Durán, junto a Lautaro Murúa, Inda Ledesma y Luis Politti. Posteriormente, en la década del 80, en el teatro San Martín y en Mar del Plata, puesta de Omar Grasso con Alfredo Alcón.

Luego vino “Ricardo III”, con Alcón, nuevamente y después, dos versiones de “Rey Lear”, una con el aclamado director ruso Robert Sturua, protagónico de Alejandro Urdapilleta y la siguiente, otra vez con Alfredo Alcón, en el teatro Apolo (ex Lorange) y la dirección de Rubén Szchumacher.

El ejemplo de Roberto Carnaghi, el muchacho de Villa Adelina y Boulogne, el de la barra de la esquina, del café con aroma a billares. El muchacho que se codeó con los poetas taciturnos de amores frustrados y revoluciones inconclusas.

El muchacho de la milonga, de empedrados y la lectura compulsiva de Roberto Arlt, los hermanos Tuñon y Dostoievski en boliches marcados por la desesperación y el sabor de la existencia de la nada.

El muchacho en el que sus padres, laburantes inmigrantes, depositaron en su humanidad amor y esfuerzo. A ese muchacho se lo ha distinguido con uno de los más importantes lauros que le puede caber a un actor. El mismo que recibió, en esta oportunidad, Kenneth Branagh, Judi Dench y James Shapiro. A ese muchacho, hoy ya un consagrado actor, gracias.