En el teatro, lo único indispensable es el actor. Cuando lo que interesa es ver al personaje, ahí está Héctor Alterio. En cuanto aparece en escena nos da cátedra de este oficio que es pura artesanía. Parafraseando a Pedro López Lagar, él podría decir “me pongo el pijama y salgo”, porque es con esa naturalidad desarmante con la que compone a este Andrés, enfermo de Alzhéimer.

Alterio apostó por “El padre“ y volvió a elegir al director Juan Carlos Plaza para subir a los escenarios con esta obra calificada por el propio autor, el francés Florian Zeller, de farsa trágica. “Desde el principio percibí que era un texto entrañable pese a la confusión a la que a veces te conduce. ‘El padre’ está escrita desde la mente del protagonista”, explica el actor.

Una hábil puesta en escena y juegos de cambios en la escenografía son recursos que van conformando (o deformando) un rompecabezas que  traslada la realidad del protagonista al público. Las situaciones que vive el personaje van del drama a la comedia en una inquietante atmósfera de suspense.

Lección de teatro imprescindible en el Bellas Artes de Madrid.