Una creación periodística de Luis Pedro Toni

María Valenzuela relató cómo eran los ataques de pánico

Luego del alta médica, la actriz recordó los episodios más fuertes del cuadro depresivo que la llevaron a internarse por voluntad propia. “Pensé en morir”, admitió.

Con el alta médica en la mano y su hija Malena a su lado, María Valenzuela (60) enfrentó a la prensa para contar su verdad. La actriz revivió los duros momentos que atravesó en su cuadro depresivo y describió cómo eran los ataques de pánicos previos a la internación. “Se me salía el corazón, lloraba, no podía salir de la cama…”, relató.

En un reportaje a fondo que ofreció a la revista Gente, Valenzuela afirmó que su desequilibrio emocional comenzó con el proyecto trunco de poner un hotel en Luján y la muerte inesperada de Gaspar Mulet, “mi hermano del corazón desde hace 30 años”, aseguró. “Un día sonó mi celular a las siete de la mañana… ‘Se murió’, me avisaron. A partir de ahí, colapsé. Hice todos los trámites para enterrarlo, volví al campo y pasé más de diez días sin comer. Tomaba un café con leche y una galletita”, contó.

A raíz de eso, el primer síntoma fue la falta de apetito. “No podía tragar comida, tenía el estómago demasiado cerrado. Llegué a pensar: ‘Bueno, en una de ésas me muero de inanición’. En un momento dado tuve una crisis existencial. Me pregunté: ‘¿Cómo se sigue ahora? ¿Qué hago de mi vida?’. No está Gaspi y yo ya cumplí los 60… Me pegaron para la mierda, porque se estaba transformando en un año muy difícil. Para mí es muy duro tolerar el dolor, y vengo tolerando muchos”, explicó, y nombró al padre de sus tres hijos, Juan Carlos Pichuqui Mendizábal, quien falleció en 2012.

“Tenía la angustia, el llanto permanente y tomaba Rivotril para seguir durmiendo. No me quería levantar”, confesó, sobre su peor estadío, hasta que pasó cinco días en el Sanatorio La Trinidad, donde el equipo médico le sugirió entrar en un centro psiquiátrico.

“Empecé a tener ataques de pánico después de desayunar. Por eso fui a la casa de mi hijo, Juan (25), y ahí me agarró un ataque de pánico como nunca en la historia. Me temblaba todo, se me salía el corazón, lloraba, no podía salir de la cama… Y Juan me acariciaba acostado conmigo, me prendía la tele para distraerme y la apagaba porque pensaba que me hacía daño. No podía más y, llorando, le dije: “Juan, llamá a Malena para que haga todo el operativo para internarme, porque me voy a morir… Sola no puedo”. Tomé conciencia y decidí internarme por voluntad propia”, detalló.

Entonces, ingresó a Clínica Las Heras donde cumplió con una rutina y encuentros diarios con terapeutas. “Me llevé muy mal con una enfermera muy prepotente. Esa enfermera, como venganza, fue a hacerme una requisa… Encontró un montón de cosas que no están habilitadas y que yo había entrado de contrabando: encendedores, el celular, un desodorante de ambiente a rosca, unos cables y 100 pesos”, admitió María, consciente de su error.

Después de un tiempo de arduo trabajo, la recordada actriz de Dulce amor logró salir adelante. “Aumenté 10 kilos y aprendí a organizarme. La parte médica fue 11 puntos. Quiero nombrar a la licenciada Mariana Maristani y a la psiquiatra Patricia Riesgo, que es el equipo que me atiende. Ellas me ayudaron a resolver millones de cosas, porque estaba en un estado de oscuridad, de pozo total”, agradeció, y confió que tomó la decisión de no abrir el negocio en Luján, para estar cerca de sus hijos, además de regresar a su primer gran amor: la actuación.