Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Almodóvar se hizo sentir en Cannes

El director se mostró como un ferviente defensor del cine proyectado en la gran pantalla de las salas.

El Festival de Cannes comenzó ayer su septuagésima edición con una imponente alfombra roja que coronó el acceso a la inmensa sala Lumiere, por donde desfilaron figuras como Mathieu Amalirc, Marion Cotillard y Charlote Gainsburg, protagonistas de “Les fantomes d’Ismael”, de Arnaud Desplechin, filme elegido para la apertura de este año.

Más temprano y durante la conferencia de prensa de presentación del jurado encargado de entregar la Palma de Oro, el realizador español Pedro Almodóvar -que este año oficia de presidente de ese cuerpo-, abrió nuevamente la polémica implícita en esta edición, generada por el cuestionamiento que se hizo a la presencia en la competencia oficial de filmes respaldados por la plataforma Netflix que no tendrán estreno en salas cinematográficas.

Durante todo el día se comentó también sobre las estrictas medidas de seguridad que rigen aquí, muy superiores a las de la entrega anterior, que comenzaron poner en evidencia sus efectos en la restricción de la rapidez y el tránsito, por la instalación de arcos detectores de metales, y mesas con bandejas como en los aeropuertos para dejar principalmente teléfonos móviles, tanto al entrar como al retirarse del Palais del Festival y las salas en cada una de las funciones.

Mientras tanto, entre la gente de cine se comentaba la novedad publicada por la revista Screen International acerca de un proyecto del iraní Oscar Ashgar Farhadi (ganador del Oscar en 2011 por “La separación”) que tendrá como figuras centrales a Ricardo Darín, Javier Bardem y Penélope Cruz, un thriller que se rodaría íntegramente en español y todavía no tiene titulo.

Por la tarde, la prensa internacional recibió al jurado de esta edición, y como era de esperar surgieron un par de temas candentes, uno referido a las orientaciones sexuales en los filmes programados, el otro y más presente relacionado con el cine y las plataformas digitales, que desataron la polémica días atrás cuando el festival modificó las reglas de juego a partir de 2018, prohibiendo desde el año próximo la participación en Cannes de filmes que no tengan estreno previsto en salas francesas.

La cuestión tiene que ver con que dos de las películas seleccionadas para la competencia oficial por la Palma de Oro este año: el estadounidense “The Meyerowitz Stories” y el surcoreano “Ojka”, respaldadas por la plataforma digital Netflix, se podrán ver solo por pantallas digitales y no tendrán exhibición en salas.

El primero en responder sobre ese tema, tras hacerlo acerca de lo que implicaba una mirada con respecto a lo masculino, lo femenino y lo gay con singular amplitud en el cine actual, fue Pedro Almodóvar

“Espero que podamos tener la misma sensación que tuvieron otros jurados al ver ‘Viridiana’, ‘La dolce vita’, o cuando vieron ‘Apocalypse Now’, por ejemplo, Espero que ese milagro ocurra y que nosotros y vosotros seamos los primeros testigos de ese milagro”, señaló.

Almodóvar se mostró como un ferviente defensor del cine proyectado en la gran pantalla de las salas, mas allá de la importancia que tiene llevarlo además por otros medios a distintos lugares o formas de exhibición modernas.

“Las nuevas plataformas digitales son una nueva forma de ofrecer contenidos de pago, lo cual en principio es bueno y enriquecedor”, sostuvo.

“Esta nueva forma no debe tratar de suprimir las ya existentes, como el hecho de ir al cine, no debe alterar los hábitos de los espectadores y creo que ese es el debate ahora mismo y para mí la solución es simple: las nuevas plataformas tienen que asumir y aceptar las reglas del juego ya existentes que implican respetar las actuales ventanas de los distintos formatos de exhibición así como las obligaciones de inversión que actualmente rigen en Europa”, dijo.

Sonó muy fuerte cuando señaló que “por otro lado para mí seria una enorme paradoja que la Palma de este Festival de Cannes o el resto de las películas premiadas no se puedan ver en salas, en una gran pantalla, Eso no significa que yo no respete o celebre todas las novedades que las nuevas tecnologías nos proporcionan”.

“Estoy absolutamente a favor de ello, pero me da la impresión de que mientras siga vivo defenderé algo que muchos jóvenes ahora mismo no conocen, que es la capacidad de hipnosis que tiene una gran pantalla frente al espectador”, agregó.

En cuanto a este mismo tema, el estadounidense Will Smith explicó que para él y su familia este no era un problema porque “…todos recurren al cine en salas al igual que a Netflix pero en distintas circunstancias, ya que en principio las plataformas son para ver aquello que no se ha podido ver en sala convencional, y que eso no solo no afectaría al cine sino que ampliaría su llegada a quienes por diversos motivos no pudieron conocer ese cine en una pantalla grande”.

Frente a la mirada de un jurado frente a temáticas que abordan la diversidad sexual, Almodóvar, que ostenta la presidencia del jurado este año, dijo que “afortunadamente tenemos una categoría que es la de mejor actriz, y creo que todas las variaciones de todos los géneros están presentes en este jurado y lo más importante a partir de ahora son las películas en sí mismas, no si están dirigidas por directores, o directoras y cuánta femineidad o cuánta presencia gay en hay en ellas”.

Más tarde llegó la gala de apertura del festival con “Les fantomes d’Ismael”, donde Mathieu Amalric encarna a un cineasta que, mientras escribe un guion, recuerda a quien fuera su esposa pero que de un día al otro y sin dar ninguna señal desapareció hace 20 años y cómo en los últimos encontró nuevamente la pasión con otra mujer.

Ocurre que este hombre, que padece tremendas pesadillas, no imagina que así como esa mujer desapareció e incluso llegó a ser dada por muerta por las autoridades, reaparece y toda esa estructura montada por décadas se cae, en un juego que relaciona realidad con fantasía en forma turbulenta, lo que atenta contra una historia que en su primera hora cautiva no solo por la trama sino por el diseño de cada uno de los personajes.

Precisamente en este punto es donde descansa Desplechin: en un casting perfecto, con un Amalric que sobresale al navegar entre la comedia y el drama hasta que queda atrapado por el universo siniestro que imaginó Desplechin, una performance igual de convincente que la de Marion Cotillard como la reaparecida terriblemente seductora y enigmática, y la mas práctica pero obviamente atenazada por los celos Charlotte Gainsbourg.

“No hubo un método preciso para armar mi personaje sino que conservara ese enigma que encierra de principio a fin, incluso en cómo se relaciona con esa nueva mujer para quien fue su esposo”, explicó Cotillard en la rueda de prensa.telam,enviado especial.