Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Graham Yooll y “El país que nos parió”

El periodista y escritor anglo argentino Andrew Graham-Yoll, ex director del Buenos Aires Herald, lanzó su último libro “El país que nos parió. Cronología argentina del siglo XIX”, que constituye su registro personal de parte de la historia argentina.

“Una cronología histórica no es objetiva, por más que el contenido parezca serlo en la forma de un listado de hechos.  Sólo con presentar esa lista, tan sólo con la selección de los componentes,  quien la compila tiene que reconocer que su listado, la forma de seleccionar  cada entrada, es subjetivo, no es objetivo, hasta se lo puede tildar de tendencioso”.

Esa manifestación la hizo el periodista y escritor anglo argentino, Andrew Graham-Yooll, quien con su editor esperaron el fin de la Feria del Libro para lanzar al mercado su nuevo texto,  “El país que nos parió. Cronología argentina del siglo XIX. Con apéndice 1900-1955”, que sale con el sello de Aurelia  Rivera Libros  (que dirige el diseñador Pablo Alessandrini y su mujer, Paula Salzman).  En este caso hasta la fecha de salir al mercado es prejuiciosa, comercialmente hablando.  Trata de evitar la avalancha de competencia que naturalmente ofrece la Feria.

Graham-Yooll, ex director del Buenos Aires Herald hasta su retiro en 2007, explicó que “en una cronología siempre faltan datos, hay más errores que en un texto fluido, y puede causar  irritación  porque todos los hechos incluidos son muy breves. “
Con  “El país que nos parió” Graham-Yooll, de 73 años, consideró que concluye su cronología personal  de la vida en la Argentina. Este volumen cubre desde 1810 y recorre, en forma de apéndice desde  1900 hasta 1955.  Ahí entronca en su volumen anterior, de casi mil páginas editado en 2006, Tiempo de tragedias y esperanzas. Cronología histórica, 1955-2005, de Perón a Kirchner.

Lo que Graham-Yooll reconoció que su “obsesión” por reunir información puntual pero diversa sobre la vida argentina, comenzó a fines de los años sesenta,  durante el gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía, “cuando el  rumor o el chisme político muchas veces pasaba a ser información”.

En reuniones semanales con periodistas cada uno tenía algún dato que alguien quería verificar o “chequear” con un colega o con algún funcionario mejor informado y más abierto con el trasfondo de una noticia. De anotar estas cosas en forma cronológica surgió la primera publicación, con Ediciones de la Flor en 1972. Le siguieron tres más, hasta la edición de 2006.

El autor, que en la Feria presentó reediciones de dos de sus libros con el sello Marea, El inglés, Juan Manuel de Rosas visto por los británicos,  y  Buenos Aires, otoño 1982, dijo que “en tiempos de Google y de otros buscadores en Internet todo está disponible. Esto es un hecho indiscutible.  Sucede que hay que poder leer, saber leer, conocer una página de texto… para atar cabos y hallar la conexión entre hechos y personas.  Para eso existe una herramienta incompleta como es la Cronología, para guiar, no para convencer, tampoco para apoyar algún grupo.  Aquí se acercan detalles de historia y de tiempos vividos.

“La cronología no es objetiva. Ninguna opinión, por elevada que sea, es objetiva.  Cada una tiene su variante y su razón está en como opina la persona que profiere ese dato.

“Una Cronología es interminable.  Por esa razón se ha usado a veces la frase, sin preferirla, de “ayuda memoria”. ¿Qué otro nombre puede llevar un texto en el que cada persona que la consulte puede observar que faltan datos? Toda entrada en el texto ofrece la posibilidad de ser cambiada por otros datos. Lo que es notable para mi puede no tener importancia para un tercero.  Sin embargo, la anotación de un hecho puede servir de recordatorio de otra circunstancia para un tercero”. Télam.