La delicada situación de Eric Clapton
El legendario músico habló de su deterioro físico y sostuvo que lo único que le preocupa es “ser competente”. Pero aseguró: “Todavía voy a trabajar, voy a hacer un par de shows”.
Eric Clapton confesó que se está quedando sordo por padecer de tinnitus, una enfermedad que hace que las personas perciban sonidos que no proceden de ninguna fuente externa en el oído, a la vez que perdió movilidad en sus manos.
“Me estoy quedando sordo, tengo tinnitus y mis manos apenas funcionan. Espero que la gente venga a verme no sólo porque soy algo curioso. Sé que sucede, porque es sorprendente hasta para mí que yo todavía esté acá”, declaró en una entrevista con la cadena británica BBC.
El músico, de 72 años, que además sufre de una enfermedad neurológica que afecta a sus extremidades desde hace varios años, sostuvo que lo único que le preocupa es “ser competente” y confirmó que continuará con sus recitales.
“Todavía voy a trabajar. Voy a hacer un par de shows, uno en el Hyde Park en julio”, apuntó.
En junio de 2016, el autor de clásicos como “Layla” y “Tears in Heaven”, entre otros de su vasta trayectoria, dio a conocer que padecía un problema que afectaba a su sistema nervioso, una neuropatía periférica, dificultaba su tarea para tocar la guitarra.
En una entrevista concedida a la revista británica Classic Rock, admitió además que le resultaba duro tocar la guitarra y había tenido que aceptar que su condición no mejoraría, pero que aún podía tocar.
En 2013, Clapton debió cancelar varias presentaciones debido a su dolor de espalda, que describió como “shocks eléctricos que bajan por mis piernas”.
El guitarrista británico no es el único artista famoso que padece de tinnitus. El cantante mexicano Luis Miguel, por ejemplo, hace más de tres décadas que está expuesto a sonidos de alto voltaje y pudo controlar la enfermedad gracias a un tratamiento.
Otro músico que sufre esta enfermedad es Pete Townshend, guitarrista líder de The Who, como resultado de la exposición a música a alto volumen, aunque también es atribuido al estallido de explosivos que Keith Moon colocó dentro de su batería e hizo detonar cuando su compañero estaba cerca, durante un show de la banda en 1967.
La enfermedad no impidió que Townshend siguiera su carrera de guitarrista.