Eterno regreso de María Callas
‘Casta Diva. María Callas, el crepúsculo’. Dramaturgia y dirección: Daniel Teveles. Codirección: Alicia Teveles. Diseño de luces: Charlie Guida. Diseño de sonido: Rafael Sucheras. Escenografía: Sabrina López Hovhannessian. Vestuario: Tamara Olivencia, María Carcaño. Video: Paula Coton. Actrices: Irene de Bari, Klau Anghilante. En el teatro El Tinglado
En uno de los grandes escenarios del circuito offporteño se recrea la etapa final de María Callas, una de las voces mayores de la lírica, cuando toma consciencia de su decadencia y comprende que sólo en el escenario se siente plena y libre. La obra cuenta con un original planteo, apelando a una alter ego que actúa como la cuestionadora de sus recuerdos y decisiones, hasta los instantes finales. Esta imaginativa versión cuenta con imágenes y música de distintas óperas, que van llevando a los espectadores a la identificación de un compromiso artístico que la ubicó al borde de la obsesión.
RENOVADA VIGENCIA
A la Callas se la debe recordar como cantante y actriz. Sin embargo, su nombre se asocia con la vida mundana, un carácter díscolo, provocador de escándalos, y una vida privada tumultuosa. Aquí se destacan debidamente su fragilidad, su timidez y la circunstancia de una mala visión, al punto de parecer altiva y descortés por no reconocer a las personas a más de un metro y medio de distancia. Sin embargo, las virtudes artísticas de sus actuaciones se agigantan con el paso del tiempo y son las que provocan una renovada vigencia de sus contribuciones al arte lírico.
La labor de Irene Di Bari (Callas 1) hace hincapié en que su carrera en la plenitud vocal fue relativamente corta. Había comenzado en noviembre de 1938, en el teatro Olympia de Atenas, interpretando el personaje de Santuzza en ‘Cavalleria rusticana’, de Pietro Mascagni, y declinó paulatinamente a partir de 1960, acaso como consecuencia de haber abordado un repertorio sumamente exigente para heroínas de voces ligeras, líricas y dramáticas. En esta etapa se sitúa la obra, donde se reitera el desengaño amoroso de la diva mediante la intervención certera y cuestionadora de Klau Anghilante (Callas 2).
La artista inauguró la temporada lírica del teatro Colón en 1949. El 20 de junio cantó ‘Norma’, de Vincenzo Bellini, que contiene el aria que da nombre a esta obra. Callas fue la primera en reconocer su declinación vocal, antes que muchos maestros; sólo volvió en 1970 para asistir al festival cinematográfico de Mar del Plata. Ahí ya su tristeza era infinita, presagiando el final. Retorna ahora a la cartelera porteña, restaurando el brillo de su plenitud.
Calificación: Muy buena — Jorge Augusto Avila jagustla@hotmail.com