MICHEL PICCOLI. PARTIÓ UN GRANDE DEL CINE
A los 94 falleció Michel Piccoli, un actor francés que atravesó varias décadas de cine.
De intensa trayectoria en el teatro y el cine de su país entre 1954 y 2011, cuando trabajó en la pantalla a las órdenes de Jean-Luc Godard, Luis Buñuel, Costa-Gavras y Nanni Moretti, entre otros.
El actor francés Michel Piccoli, de intensa trayectoria en el teatro y el cine de su país entre las décadas de 1960 y 1980, cuando trabajó en la pantalla a las órdenes de Jean-Luc Godard, Luis Buñuel y Costa-Gavras, falleció a los 94 años el pasado martes 12 de mayo en Saint-Philbert-sur-Risle, al norte de Francia, aunque la noticia trascendió anoche.
Intérprete de difícil calificación, mostró en sus últimos años su enorme capacidad histriónica en “Habemus Papa” (2011), de Nanni Moretti, y sobre todo en “Jardines en otoño” (2006), del georgiano
Otar Iosseliani, donde cumplió un desopilante papel femenino.
Piccoli murió de un accidente cerebrovascular en brazos de su esposa Ludivine y junto a sus hijos menores, Inord y Misia, según informó su familia a través de una nota dada a conocer a la prensa por el crítico Gilles Jacob, amigo personal y ex presidente del Festival de Cannes.
Nacido en París el 27 de diciembre de 1925, hijo de un violinista y una pianista, entre 1966 y 1977 Piccoli estuvo casado en segundas nupcias con la actriz y cantante Juliette Gréco, de actuales 93 años, musa de poetas y escritores de la bohemia parisina durante la segunda posguerra.
Asimismo tuvo destacada actuación política en la izquierda de su país y mantuvo fuertes disputas con la ultraderecha representada por el Frente Nacional, partido de Jean-Marie Le Pen y su hija Marine.
En teatro tuvo una frondosa actividad que comenzó en 1945, con “L’Invasion”, de Léonid Léonov, y siguió a través de los años con “Les gaietés de l’escadron”, de Georges Courteline, “La jarre”, de Luigi Pirandello, “Penthésilée”, de Heinrich von Kleist, “Fedra”, de Racine, y su último trabajo, “Minetti”, de Thomas Bernhard, dentro de medio centenar de títulos.
La pantalla le dio repercusión mundial luego de algunas películas en las que desempeñó papeles muy menores, pero a partir de “French Cancan” (1955), de Jean Renoir, donde acompañaba a Jean Gabin y María Félix, comenzó a jugar en ligas mayores.
Elegido por los cineastas principales de su época también se lo vio en “Las grandes maniobras” (1955), de René Clair, “Las brujas de Salem” (1956), de Raymond Rouleau, con Yves Montand y Simone Signoret, “La muerte en este jardín” (1956), de Luis Buñuel, “Redadas en la ciudad” (1957) y “La bestia en acecho” (1959), las dos de Pierre Chenal, “Cita para el crimen” (1961), de Jean Delannoy, y “El día y la hora” (1962), de René Clément.
La década del 60 afianzó su figura con títulos relevantes como “Morir matando” (1962), de Jean-Pierre Melville, junto a Jean-Paul Belmondo, “El desprecio” (1963), de Jean-Luc Godard, con Brigitte Bardot y Fritz Lang, y “Diario de una camarera” (1964), de Buñuel, con Jeanne Moreau.
Jugó escenas de delicado erotismo con Anna Karina y Elsa Martinelli en “Del amor” (1964), de Jean Aurel, actuó en la ópera prima de Costa-Gavras “Crimen en el coche cama” (1964), también con Montand y Signoret, y compartió un lustroso elenco con Sophia Loren, Paul Newman y David Niven en “Lady L” (1965), de Peter Ustinov, y participó en el extenso elenco de “¿Arde París” (1965), de Clément, tras lo cual se puso a las órdenes de Alain Resnais para “La guerra ha terminado” (1966).
Jane Fonda fue para él “La presa erótica” (1966), de Roger Vadim, con Agnès Varda rodó “Las criaturas” (1966), “Las señoritas de Rochefort” (1966), con Jacques Demy, reincidió con Costa-Gavras en “Donde sobra un hombre” (1966), y con Buñuel en “Belle de jour” (1967), hizo comedia con Michel Deville en “Benjamín, el despertar de un adolescente” (1967), se internó en la enfermiza “La prisionera” (1968), de Henri-Georges Clouzot, y en 1969 filmó en Estados Unidos “Topaz”, de Alfred Hitchcock.
Buñuel volvió a dirigirlo en “La vía láctea” (1968), “El discreto encanto de la burguesía” (1972) y “El fantasma de la libertad” (1974) y otros títulos en los que intervino fueron “Las cosas de la vida” (1969) y “El inspector Max” (1970), ambas de Claude Sautet y con Romy Schneider, “La década prodigiosa” (1971), de Claude Chabrol, “La audiencia” (1971), “Liza” (1972), “La gran comilona” (1973) y “La última mujer” (1975), las cuatro de Marco Ferreri, más “Tamaño natural” (1973), de Luis García Berlanga, y la cruenta “El trío infernal” (1974), de Francis Girod.
Con el hijo de Buñuel, Juan-Luis, rodó en 1975 “Leonor”, junto a Liv Ullmann y Ornella Muti, con Marco Bellocchio la cítrica “Salto al vacío” (1979), con Louis Malle “Atlantic City” (1980), con Liliana Cavani “Detrás de la puerta” (1982), junto a Marcello Mastroianni, y con Jacques Demy “Una habitación en la ciudad” (1982).
Intervino también en “Mala sangre” (1986), de Léos Carax, “Party” (1996), “Espejo mágico” (2005) y “Belle toujours” (2006), las tres de Manoel de Oliveira, “Genealogías de un crimen” (1997), del chileno Raúl Ruiz, “París Tombuctú” (1999), de García Berlanga, y “El polvo del tiempo” (2009), de Theo Angelopoulos. (Télam)