Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Murió Olivia de Havilland, la protagonista de “Lo que el viento se llevó”

Tenía 104 años y se encontraba en su casa de París. Su abogada le confirmó la noticia a una revista.

La célebre actriz Olivia de Havilland murió el sábado a los 104 años en su casa de París, en Francia. La noticia fue confirmada este domingo por su antigua abogada Suzelle M. Smith, que le contó a la revista Variety: “Anoche, el mundo perdió un tesoro internacional, y yo perdí a una amiga y cliente querida. Murió en paz”.

Era la última artista viva del elenco de Lo que el viento se llevó (1939). Había participado en hitos cinematográficos de los años treinta y cuarenta del siglo pasado, pero este clásico de Hollywood en el que protagonizó a Melania, la rival Scarlett O’Hara por el amor de Ashley Wilkes, la hizo saltar a la fama mundial.

Era la hermana de Joan Fontaine, que murió en 2013, una de las musas de Alfred Hitchcock y la protagonista de Rebeca. Según ellas mismas contaron, tenían una relación tormentosa, rodeada de rivalidad y envidias. “Yo me casé primero, gané el Oscar antes que Olivia y, si muero antes que ella, seguramente se indignará porque la gané también en eso”, llegó a decir Joan.

Según reveló El País, la relación que tenían era tan mala que ni la muerte de su madre pudo reconciliarlas. En su enemistad se inspiraría el director Robert Aldrich para filmar ¿Qué pasó con Baby Jane? (1962). La película de suspenso dramático, a su vez, tuvo de uno de los duelos más recordados de Hollywood, ya que sus dos protagonistas, Bette Davis y Joan Crawford, también se odiaban.

Olivia era hija de una pareja británica, pero nació en Tokio, Japón, en 1916, donde su papá, un diplomático, se había instalado por cuestiones laborales. Gracias a su carrera artística, recorrió el mundo y pasó mucho tiempo en los Estados Unidos. Sin embargo, en los cincuenta se instaló en un lujoso piso de la calle Benouville, en la capital de Francia, ya que consideraba que era el único país que la hacía sentir “verdaderamente en casa”.

En 1946, se casó con Marcus Goodrich, con quien tuvo a su primer hijo Benjamin. Se separó en 1953 y volvió a casarse en dos años más tarde, con el periodista Pierre Galante, con quien tuvo a su hija Gisèle. La pareja se separó en 1962 pero recién firmó el divorcio en 1979. La actriz y el reportero mantuvieron una excelente relación hasta la muerte de él, en 1998.

Participó en otros títulos célebres como Las aventuras de Robin Hood o Nido de víboras. En la década del 40, ganó dos premios Oscar por sus papeles en Lágrimas de una madre (1946) y La Heredera (1949).

De Havilland fue la primera mujer en presidir el festival de Cannes, en 1965. También pasó a la historia por haber puesto contra las cuerdas a los estudios Warner, en un juicio histórico en el que consiguió el derecho de los actores a rechazar un papel, sin represalias, y a controlar sus carreras.

En aquella oportunidad, la artista descubrió que su contrato infringía una antigua ley de California contra la servidumbre y que decía que ningún empresario podía retener a un empleado con un contrato de más de siete años. Luego de varios idas y vueltas en los tribunales, terminó ganando el caso, que sentó jurisprudencia.

Una vez instalada en París, decidió dejar en cine en un segundo plano y comenzó a protagonizar papeles en series televisivas, como Norte y Sur (1986), y en obras de teatro.

En 2008, a los 92 años, obtuvo la Medalla Nacional de las Artes y dos años después fue nombrada Caballero de la Legión de Honor, una distinción que otorga el presidente de la República Francesa. En 2017, llegó a los 101 años con el título de Dama del Imperio Británico, una condecoración que le entregó la reina Isabel II por su servicio a la interpretación.

El 1 de julio pasado, celebró su cumpleaños número 104 y volvió a ser noticia en todos los portales de espectáculos del mundo. Era la última sobreviviente del Hollywood dorado y, tal como confirmó su abogada, “murió en paz en París”.