Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Noche de furia para la Rincón

La del jueves no fue una buena noche para Andrea Rincón, al menos en el entorno de MasterChef Celebrity. Porque, si bien comenzó la jornada con ventaja, terminó indignada y denunciando desigualdad a la hora de juzgar a los participantes.

Con la presión de estar al borde de la gala de eliminación, los participantes del “jueves de última chance” entraron al estudio del programa y se encontraron un decorado de playa, con reposeras, arena y toda la parafernalia acorde. La idea, como era de suponerse, era cocinar delicias para degustar a la orilla del mar. Todos tendrían que hacer dos preparaciones, menos aquel que demostrara su destreza para el tejo. ¿Quién fue la ganadora? Rincón. ¿Y le gustó ganar? No. “Yo creí que el premio iba a ser ir directo al balcón”, dijo ofuscada. Y apenas comenzaba la noche.

Después de pasar por el mercado con poca fortuna, al igual que la mayoría de sus compañeros, la actriz encaró lo que ella entendió como una propuesta infalible, concepto con el que el jurado no estuvo para nada de acuerdo.

“Lo que llamás ‘salsa agridulce’, la de morrón y ají es una mezcla extraña, yo no la llamaría salsa porque no es líquida”, instruyó a la participante Germán Martitegui, pero de la bronca apenas lo escuchaba. Ni bien tuvo la palabra, Rincón explotó: “El otro con un melón los deslumbró a a todos, y yo tengo que hacer malabares para sacarles una sonrisa. Estoy un poco enojada, la sensación que tengo es que no miden a todos con la misma vara. No me voy a poner en policía a señalar qué o a quién, y mucho menos a mis compañeros porque les tengo aprecio a todos”.

La insistencia logró sacar de las casillas a Donato de Santis, hasta ahora el único que intentaba poner paños fríos: “La vara es la misma para todos, no digas eso, no pongas eso delante porque vas a perder todo el entusiasmo”, relata La Nación.

Con la voz entrecortada por el llanto, Andrea completó: “Siento que con mis platos son más severos que con los demás, tengo la necesidad de decir lo que me pasa. No creo que mis platos sean perfectos pero no me perdonan una. Si mañana me voy, lo dije antes de irme”.