Se quitó la vida Tayda, la hija trans de David Lebón
Tayda Lebón, hija del legendario David y Liliana Lagardé, falleció en las últimas horas en Nueva York, Estados Unidos, donde residía desde hace años. Según detallaron, la artista y música se suicidó.
El periodista Francho Torchia hizo el terrible anuncio a través de su cuenta de Twitter: “En Nueva York, donde vivía hace muchos años, murió Tayda Lebón, artista a toda hora, inteligente a todo volumen y artífice de su supervivencia. Hija de David Lebón”. Luego, explicó que “Hace meses venía pidiendo ayuda. Aún sin más detalles. Mucha tristeza”, expreso el conductor radial.
Minutos más tarde, anunció que Tayda Lebón se suicidó.
“¡Tayda, hubiese preferido no despertar hoy! Que este sea el viaje más placentero de amor y paz, iluminanos desde donde quieras que hayas decidido ir. Te quiero amigo. R.I.P.”, publicó Oscar Roho Fernández, reconocido peluquero del rock, en su cuenta de Instagram junto a una foto con Tayda.
Quién era Tayda Lebón
A través de Instagram, Tayda fue compartiendo durante los últimos años vida como mujer trans, aunque prefería identificarse como pansexual (atracción sexual, romántica o emocional hacia otras personas independientemente de su sexo o identidad de género). Era amante de la música y los tatuajes, y de eso vivió en Nueva York, donde decidió radicarse para comenzar una nueva vida.
En 2017, en una entrevista con La Nación, Tayda hablo abiertamente y sin tapujos sobre su transformación física y su sexualidad. “Cómo dos personas se conectan, por compatibilidad y atracción, es tan simple que para algunos puede ser complicado. En general, me atraen, y me atrajeron siempre, más los hombres, pero cuando hablamos de amor o afinidad entre personas, la genitalidad no define a nadie. Puedo llegar a enamorarme de cualquier ser humano con el que tenga esa atracción. No existe esta forma en las mentes que crecieron con información más que nada social y religiosa y eso también está perfecto, siempre y cuando sea verdadero lo que sienten por ellos y por otros. Al igual que el respeto que se merece mi decisión individual de elegir para mi vida lo que me parezca mejor y me haga feliz. Ni yo, ni nadie, tiene que pedir permiso para ser uno o una. La clave es vivir y dejar vivir con respeto”.
“El tema tiene que ver, entre otras cosas, con modificar el cuerpo para que concuerde con el funcionamiento de mi mente y, de ese modo, cambia la perspectiva, para muchos, a algo más femenino”, dijo entonces. “Se genera un trato más acorde a cómo me siento, más allá que, de varón, siempre me llegaba un golpe por la espalda. Pero, rápidamente, entendía que era lo que generaba a partir de lo que veían en mí”, explico sobre su transformación.
“Yo soy ‘ella’, siempre lo fui por dentro. Cuando tenía pocos años, me miré entre las piernas y vi un pito. Yo estaba tan segura que era nena que mi razonamiento inmediatamente pensó: ´Bueno, todos nacemos así y a las nenas se nos cae´. Esperé y, obviamente, eso nunca sucedió. Ahora estoy en el medio de mi transición”.