Una creación periodística de Luis Pedro Toni

“Fue la mano de Dios”, un nuevo mito que une a Maradona con el genial Sorrentino

El gran cine del mundo esta en Mar del plata.Con el talento que el
director Paolo Sorrentino mostró en sus anteriores “Il Divo” y “La
gran belleza”, esta vez recupera un capítulo clave de su propia y
trágica historia familiar que lo relaciona con Diego Armando Maradona.

Por Agustín Argento—-Hay cientos de historias de personas que
relatan cómo Diego Maradona les salvó la vida, los hizo felices, los
reunió con familiares o amigos y, ante esta catarata de mitos, aparece
uno nuevo: el día que salvó de la muerte a uno de los directores más
relevantes de la actualidad, el italiano Paolo Sorrentino, según
refleja en “Fue la mano de Dios”, cinta que pasó por el Festival de
Mar del Plata y que proximamente se estrenará en salas y por Netflix.

Cuando el realizador tenía 17 años sus padres murieron por un escape
de gas en una casa de veraneo que tenían en la montaña. Según contó a
la prensa, él siempre le pedía a sus padres poder ir a ver al Napoli
de visitante, algo que le era negado. Un día, en que el equipo en que
jugaba Diego iría a enfrentar al Empoli, por fin accedieron, y gracias
a eso el director de “Amigo de familia” no corrió la misma fatídica
suerte que sus progenitores.

“¡Fue la mano de Dios!”, le exclama en el cementerio un tío
octogenario al que solo conmueve el fútbol a Fabieto (Filippo Scotti),
el joven protagonista de la cinta y alter ego de Sorrentino.

Ese es el punto al que tiene que llegar la película para ver la
transformación del personaje. Se trata de una cinta personal e íntima,
según reconoció el propio Sorrentino, que retrata, además, el ambiente
familiar de los italianos del sur, tan reconocido por la idiosincrasia
del argentino como por cintas del cine italiano clásico, que tiene a
Federico Fellini como máximo exponente y referente de la
cinematografía del director napolitano.

En la historia, Fabieto es un adolescente que va de aquí para allá con
su walkman y los auriculares colgando. No tiene amigos ni nada que lo
entusiasme. Sus compañeros son su madre y su padre, y su pasión, el
Napoli. Su amor, su exuberante tía Patrizia, y su deseo, que Maradona
juegue en su club.

Fabieto se ríe con su padre; su madre, hace bromas pesadas sin parar;
su hermano, un actor frustrado, siempre lo acompaña; su hermana,
encerrada en el baño como la adolescente que es. Una familia ideal,
pero con secretos que ponen en cuestión el supuesto idilio, y que
afectan al sensible Fabieto.

Sorrentino apela a su magistral forma de filmar (la película empieza
con un impactante plano en helicóptero de Nápoles) y a su singular
humor ácido para mostrar el seno de esta familia de clase media alta
que, de un día para el otro, queda diezmada. Y ante la fatalidad, ni
siquiera Maradona y el Napoli pueden rescatar del dolor a Fabieto.

Es un “coming of age” a la italiana. Con chistes políticamente
incorrectos sobre la gordura, la discapacidad y las mujeres (de hecho,
algunas personas se retiraron de la sala en Mar del Plata promediando
la hora de proyección, tras varias de estas bromas); con las hormonas
del adolescente a punto de explotar y con toda la incertidumbre que
genera la edad.

“¿Qué vas a estudiar?”, le pregunta la madre; “Filosofía”, contesta;
“Y eso qué es?”; regresa la madre; “No sé”, sentencia con total
inocencia el hijo. También decide ser cineasta, a pesar de solo haber
visto “cuatro o cinco películas”, según le reconoce a la
representación del director napolitano Antonio Capuano, uno de sus
maestros, en una surrealista caminata por las ruinas de Nápoles, que
culmina en la bahía.

Para los amantes del séptimo arte, Sorrentino también despliega su
abanico de guiños y homenajes: desde “Malena” y “Malizia”, con el amor
adolescente hacia mujeres adultas, hasta “Érase una vez en América” o
el libro, transformado en película, de “El desierto de los Tártaros”.

Para aquellos que quieran ver un filme embanderado en la figura de
Maradona, tendrán escenas del mundial 86 o frases altisonantes del
“Diez”. Y para aquellos que buscan ver cine en estado puro, aunque no
está a la altura narrativa de “Il Divo” o “La gran belleza” (con la
que ganó el Oscar), tendrán en “Fue la mano de Dios” una buena excusa
para acercarse a la sala.

La última película del oscarizado napolitano se estrenará en salas
selectas el 2 de diciembre y llegará a la pantalla de Netflix, que
coprodujo el filme, el 15 de ese mes.telam-En la foto: Filippo
Scotti,alter ego de Paolo Sorrentino.