Una creación periodística de Luis Pedro Toni

La mirada inquieta de Vargas Llosa honró a Borges

El premio Nobel dialogó con el escritor Javier Cercas sobre la
ductilidad del español para unir en la diversidad, debatió sobre cuál
debe ser el rol de los gobiernos frente al fomento de la lengua y
celebró la figura de Jorge Luis Borges como el gran “liberador” de
nuestro idioma.

POR ANA CLARA PÉREZ COTTEN—Durante la presentación del acuerdo entre
la Cátedra Vargas Llosa y la Fundación El Libro para celebrar un
concurso literario que premiará al mejor libro de relatos en español,
el premio Nobel Mario Vargas Llosa hizo su primera intervención en la
Feria del Libro y, en ante un auditorio colmado pero silencioso,
dialogó con el escritor español Javier Cercas sobre la ductilidad del
español para unir en la diversidad, debatió sobre cuál debe ser el rol
de los gobiernos frente al fomento de la lengua y celebró la figura de
Jorge Luis Borges como el gran “liberador” de nuestro idioma.

“La diversidad de matices del español enriquece nuestra literatura y
creo que por eso es de las más ricas y diversas. Yo leo a Cercas y
siento mucha emoción y él puede leerme a mí y sentir lo mismo. Es una
de las grandes ventajas que tiene el español sobre otras lenguas: la
unidad en la diversidad”, celebró el referente del boom
latinoamericano y autor de novelas como “Conversación en La Catedral”,
“La tía Julia y el escribidor” y “La ciudad de los perros”.

Tras haber salido de una internación por coronavirus a los 86 años,
Vargas Llosa volvió a la Feria del Libro, que había visitado en 2019
en la última edición presencial antes de la pandemia y, en el marco de
la Sala José Hernández colmada, se prestó a un diálogo con Cercas que,
aunque por momentos coqueteó con la política y las decisiones
gubernamentales, se mantuvo durante una hora en el terreno de la
literatura.

Si bien el tono de la charla fue informal, Vargas Llosa y Cercas
demostraron con sus intervenciones haberse leído mutuamente y
compartieron con el auditorio algunas de las cuestiones literarias que
discuten desde hace años, cuando entablaron una amable disputa
alrededor del escritor español Benito Pérez Galdós, que además inspiró
“La mirada quieta”, el ensayo literario que el Nobel presenta este año
en la Feria.

“Me alegro muchísimo de que haya resucitado esta fiesta de los libros
después de la pandemia” comenzó Vargas Llosa en el principio de su
intervención y, tras celebrar las bondades del idioma para unir
culturas tan diversas, apuntó dar cuenta de esta realidad desde su
experiencia profesional como escritor: “Nací en Perú y escribo desde
ahí, pero he vivido en muchos países y mi literatura se ha ido
diversificando a medida que tuve más experiencia lingüística. Creo que
eso es más común en los escritores de nuestro tiempo, escriben en un
español común y diverso y saltan del idioma propio al idioma ajeno”.

Después, tomó la iniciativa y le preguntón a Cercas cómo se sentía
escribiendo en español. “Yo no soy un escritor español, sino que soy
un escritor en español. De adolescente dejé de leer los libros de los
maristas que me educaron, fui a la librería y me encontré con tus
libros, los de Borges, los de García Márquez y Rulfo. Fueron
totalmente decisivos, estaban a mi alcance y además estaban cambiando
el curso de la literatura occidental”, aportó Cercas en clave
biográfica. Después, trazó una hipótesis: el Boom sacó a la lengua
española del eclipse. “Los españoles no entendemos a Cervantes, lo
entienden después los franceses y los ingleses, a los españoles se nos
escapa la novela moderna. Y es por eso que El Quijote parece un libro
inglés. Pero yo tuve la suerte de que me hice lector en serio y
aspirante a escritor cuando esa revolución del Boom ocurría en la
lengua española y no en ningún país puntual. Soy hijo de eso”, se
definió.

Cómodo con la dinámica, el autor de “Anatomía de un instante”,
“Soldados de Salamina” y “El monarca de las Sombras” le devolvió al
Nobel otra pregunta: “¿Los poderes públicos son conscientes de la
inmensidad de nuestra lengua? ¿Entienden que esa es nuestra principal
riqueza? “Afortunadamente para la riqueza del español, no –respondió
el peruano. Los gobiernos no son conscientes de la riqueza que tienen
entre manos. Y creo que esto es mejor, porque si entraran a utilizar
el español de forma activa probablemente lo estropearían. La libertad
de la que hemos gozado al escribir sin que los gobiernos nos
importunaran con pautas o direcciones fue una gran riqueza”, sostuvo.
Después, volvió a recurrir al anecdotario personal para explicar lo
literario. “De niño, yo ya tenía una vocación literaria pero el mundo
del Perú era muy pequeño. Yo tenía la ilusión de ser un escritor de
lengua francesa, aprendí francés y al llegar a París con 17 años
descubrí que todo lo latinoamericano estaba muy al día en Francia.
Entonces, es algo ridículo, pero fue en Francia que yo descubrí que
era un latinoamericano. Empecé a leer a argentinos, chilenos y
mexicanos y descubrí un mundo rico y a la vanguardia. Así empecé a
sentirme latinoamericano y peruano. Fue una gran ventaja que los
gobiernos se despreocuparan del español”, contó.

Cercas, no del todo conforme con la respuesta de su partenaire,
insistió: “Me refería al fomento de la lengua, no a un papel
normativo. La circulación de las obras en español hoy es un problema.
¡Imaginate un Instituto Cervantes de toda la lengua española! El poder
que tendría eso de fomentar nuestra literatura. La cerrazón nacional
sigue existiendo, vivimos atomizados y eso es una tragedia, no debería
ser así”.

“Pero entiendo, tal vez tenemos que salir de nuestra casa para saber
quiénes somos. Borges se descubre argentino en Ginebra y en Mallorca”,
concedió después y aceptó que él también se reconoció como un escritor
español durante su estadía en Estados Unidos.

Vargas Llosa –quien de joven fue comunista; de adulto, liberal y en
1990 fue candidato a la presidencia del Perú por la coalición de
derecha Frente Democrático- se mantuvo en su postura de preservar
esferas separadas para la creación literaria y la política: “Me
inspira temor que los gobiernos intervengan en la literatura. La
literatura y los gobiernos operan en campos distintos y
contradictorios. Creo que preferiría que esa libertad de la que
gozamos nosotros se preservara también hoy”. Cercas, en ese momento,
firmó el armisticio, aunque con peros: “Entiendo tu reticencia. Es
justa. En un sistema autoritario eso sería imposible. Pero en una
sociedad democrática tendríamos que lograr limitar los destrozos”.

Afianzado en su rol de indagador y con auténtica curiosidad literaria
de quien se reconoce “hijo” del Boom, el español le preguntó al Nobel
por qué había dejado de escribir relatos después de su primer libro
“Los jefes” y si acaso no creía que una de las características de la
lengua española es enaltecer el relato breve. “En tu libro sobre
Borges dices que con Borges la literatura se vuelve inteligente. Creo
que quisiste decir que de pronto una lengua que tiende al barroquismo
se vuelve económica, exacta e inteligente. Eso es una revolución. Creo
que el Boom es inimaginable sin el cambio que opera Borges”, propuso
Cercas.

“Borges liberó la lengua e hizo posibles todas las transferencias de
las que después disfrutamos nosotros. Nos dejó una libertad
extraordinaria”, reflexionó Vargas Llosa y apuntó que desde su Cátedra
busca operar un cambio generacional similar: “Tal vez `Catedra´ sea
una palabra muy académica. Quiero facilitarle la vida al joven
escritor que la tiene muy difícil en nuestros países. Desde la
Cátedra, con premios, concursos y estímulos, queremos facilitar esa
vocación”.

Sobre el cierre, Cercas volvió a preguntarle por qué no había vuelto a
escribir un libro de relatos tras “Los jefes” y por qué había
decidido, en el último tiempo, sumar ciertos elementos fantásticos en
los relatos breves. ¿Acaso en el relato se anima a dejar de ser un
escritor realista? Vargas Llosa eligió responderle y se despidió de la
Feria con un argumento literario: “La literatura realista no se somete
a las reglas de juego de la realidad e incluso, muchas veces,
desentona con ella”.telam