Delirante obra de Shakespeare en Madrid
Othelo es la tragedia de los celos. William Shakespeare elevó una breve noticia narrativa a una de las más grandes obras dramáticas de todos los tiempos. Estrenada en noviembre de 1604, se convirtió en modelo universal de la tragedia doméstica.
Pero… “lo cómico es trágico y tan trágico que es cómico…”
Cuatro actores, especialistas en el teatro físico, el clown y el burlesco, interpretan la tragicómica Othelo (sale mal) en la sala Margarita Xirgu – Teatro Español (Madrid). Matías Bassi,Elvira Gómez, Nicolás Gentile y Agustín Solerdan vida a todos los personajes de la obra, en una puesta delirante que el público disfruta desde el primer minuto.
El director, Gabriel Chamé Buendía, ganó el Premio Teatros del Mundo (2013) por mejor Dirección y Adaptación de esta obra que ha girado por toda Latinoamérica, Francia (con versión subtitulada) y diferentes festivales de teatro clásico de España.
Chamé fue uno de los fundadores de El Clú del claun, grupo pionero del under de los ’80 en la técnica del clown en Argentina, que interpretaba versiones de obras clásicas de una forma rompedora. Desde sus inicios en la Compañía Argentina de Mimo de Ángel Elizondo, su formación ha sido la que le dieron las tablas además de cursos con grandes maestros como Peter Brook o su paso por el Cirque du Solei.
“Respetando el texto de Othelo, su poesía, y tensión dramática, ahondo en las intenciones de los personajes a través del gag cómico, generando una ironía siniestra en la tragedia”, explica Chamé, “un desarrollo del trabajo visual asociado a un despliegue físico, hilarante y absurdo”. Esta resignificación del teatro desde el humor, que no deja de ser intelectual, se cuestiona temas de actualidad ya presentes en el teatro de Shakespeare, “genera una dinámica atractiva que logra que el público salga del teatro con un chute de felicidad”
Chamé sueña con llevar al cine esta lógica de teatro poético y visual: clásicos con mucho humor y mucho gag físico.
Buenos aires llegan a España y nos deleitan con su ingenio.
Desde Madrid, Marcela Silva Núñez