Un viaje nostálgico y vibrante con Funky Street Band en The Roxy Bar
La noche del domingo 17 de noviembre, The Roxy Bar se convirtió en una verdadera máquina del tiempo musical. Los encargados de conducir al público a través de décadas de funk, jazz, pop y rock fueron los talentosos integrantes de Funky Street Band, quienes regalaron una velada inolvidable repleta de clásicos y energía. La novedosa agrupación es liderada por el saxofonista y arreglador Javier Vilariño y por Javier Morolla, más conocido en el ambiente del rock argentino como Napo de Los Intocables.
Con un lleno total y un público eufórico, la banda dio inicio a su presentación con “Chamaleon”, ese himno funk de Herbie Hancock que desde los primeros acordes invitó a todos a dejarse llevar por el groove. Sin pausa, conectaron con “Fiat 128” de Funkasin, un guiño cálido a lo local que encendió a la audiencia.
Uno de los momentos más memorables llegó con “Coco” de Lucky Chops, donde los metales brillaron con una precisión que electrizó el aire. Pero la sorpresa de la noche fue su versión de “Bad Guy” de Billie Eilish, que con un giro funkético hizo saltar a todos de sus asientos.
La energía continuó subiendo con clásicos como “Get Lucky” de Daft Punk y el irreverente “The Bad Touch” de Bloodhound Gang. El público no pudo resistirse a cantar a coro “I Will Survive”, convertido en un festejo colectivo donde los asistentes se abrazaron y bailaron como si fuera el último día.
La segunda mitad del recital trajo un despliegue de virtuosismo instrumental con “Backatown” y “Hurricane Season” de Trombone Shorty, mostrando a la banda en su mejor momento. Los temas fluyeron como una ola de vibraciones que conectó con el corazón de todos.
El cierre fue una verdadera fiesta. El medley “Funkytown – Feel Good” fusionó la nostalgia de Lipps Inc con la potencia de James Brown, mientras que la alegría de “Moves Like Jagger” de Maroon 5 aseguró que nadie se quedara sin bailar.
Al final, la Funky Street Band dejó claro por qué es uno de los grupos más queridos por los amantes del funk y la música en vivo. Con carisma, talento y una selección de temas que apeló a la emoción y la memoria, transformaron una simple noche de domingo en un viaje inolvidable. Los asistentes se fueron con el corazón lleno y los pies cansados, pero con una sonrisa que durará semanas.
Por Fabián Volpe