La noche que el tiempo se detuvo: Andrés Calamaro a 25 años de ‘Honestidad Brutal’
Bajo el manto de la noche porteña, ¨El Salmón¨ se reencontró con sus “15 mil mejores amigos” en el Movistar Arena. La ocasión era especial: celebrar los 25 años de “Honestidad brutal”, ese disco “infame” que marcó un punto de inflexión en su carrera y que mostró al Andrés más auténtico, personal y desgarrador.
Con una banda brillante y versátil, Calamaro desplegó su talento en una performance descollante. La energía del público era palpable, y el cantante la aprovechó al máximo, llevando al escenario 13 de las 37 canciones de “Honestidad brutal”.
Hubo momentos mágicos. “A los ojos” fue coreadísima, mientras que “Los aviones” desarmó al público con su introspección. La versión cumbiera de “Tuyo siempre” generó una explosión de energía, y “Alta suciedad” rockerizó el escenario. Pero más allá de los hits, la noche fue un homenaje a la música y a la conexión entre Calamaro y su público. En un momento, el cantante se plantó al frente del escenario, con los brazos abiertos y su guitarra en la mano derecha, absorbiendo el cariño del público y devolviéndolo con intereses.
En un momento especial del concierto, Andrés recibió la visita de su amigo y compañero de ruta, Ciro Fogliatta, quien se unió a la banda en el escenario para interpretar “Para qué” y “No va más”. La presencia de Fogliatta, considerado uno de los grandes pianistas del rock argentino, agregó un toque de magia a la noche. Fue el único invitado especial.
La noche del Jueves 29 de Noviembre terminó con un bis emocionante, con “Estadio Azteca” y “Los chicos” cerrando el show de manera inolvidable. Fue una velada que quedará grabada en la memoria de los asistentes, y un recordatorio de por qué Andrés Calamaro es uno de los grandes de la música argentina.
La cita con sus fans en Buenos Aires también estuvo llena de recuerdos y homenajes. Recordó a sus amigos y compañeros de ruta que ya no están, y el público respondió fiel como siempre.
En ese momento, el tiempo se detuvo. La música, la emoción y la conexión entre el público y el artista crearon un momento único e irrepetible. Y cuando el show terminó, la gente se fue a casa con la certeza de haber vivido algo especial e inolvidable.
Un show honesto y brutal.
Por Fabián Volpe