Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Navidad con los pobres: Pater CHRISTIAN

Facundo es de esos adolescentes absolutamente trasgresores de lo “políticamente correcto”; y, por lo tanto, resulta una bocanada de aire puro en estos tiempos de descontrol y de apostasía estruendosa. Con papá, mamá y dos hermanos (uno mayor y otro menor) muestra, con sus 16 años, toda la frescura de un joven católico militante y combatiente (2 Tm 4, 7); dispuesto a exhibir toda su virilidad ante la tiránica ideología de género, marxista y anticristiana.

Por cierto, sabe de sus limitaciones; y que llevarse a rendir, en su secundaria, un montón de materias –que, por su inteligencia, luego aprueba como si se tratase de un paseo-, no es  ciertamente lo correcto… Lo tiene bien claro; y se asume como debiéramos asumirnos todos, como pecadores en conversión…
          Por lo demás, es ferviente en la oración, generoso en el apostolado y audaz y creativo en los campamentos, misiones y otros emprendimientos evangelizadores. Tiene buenos compañeros y amigos; y sus salidas bien lejos están de cualquier descontrol, y de “previas” y “posteriores” plagadas de vicio…

En su hogar conmueve ver con qué respeto trata a sus padres; esforzados católicos que, por no entregarse a la corrupción, una y otra vez pierden empleos y luchan a brazo partido por la subsistencia… Y, con sus hermanos, aunque con las entendibles disputas de la niñez y adolescencia, tiene vínculos sanos y llenos de afecto, y hasta de admiración…

En esta mañana de Navidad, luego de las primeras oraciones en el templo, llamé por teléfono a su casa para los saludos habituales. Me atendió su mamá, Patricia; siempre tan respetuosa. Y, luego, me comunicó con él.

–        ¿Cómo recibiste al Niño Jesús, Facundo?, le pregunté.

–        ¡En gracia de Dios, padre!, fue su respuesta espontánea y llena de honra.

Confieso que, por un instante, me quedé sin palabras… Acostumbrado como estoy, en estas horas, a recibir respuestas de cortesía, previsibles e idénticas, lo distinto de su expresión me conmovió…

–        ¡Qué mejor –le contesté-… Qué mejor regalo para quien es el más grande regalo del Padre…! E inmediatamente, me empezó a contar de todos sus proyectos evangelizadores para este verano; y, por supuesto, de la misión que compartirá, con otros jóvenes, en nuestras parroquias periféricas…

Su espontánea contestación fue uno de los mejores obsequios que recibí en esta Navidad… Gracias a Dios, aunque no aparezcan en los medios, muchos son los Facundos que nos muestran hasta qué punto, el Padre, sigue regalándonos buenos hijos, en el Hijo. Que, por supuesto, permanecen absolutamente ocultos, en el bochinche trágico de navidades paganas. Y que, sin embargo, muestran como en Belén el clamoroso poder de lo oculto, y de una vida anclada en lo esencial…

+ Pater Christian Viña.

 
Cambaceres, Navidad de 2016.