Navidad es Jesús, es la encarnación del Hijo de Dios, que trae a la humanidad la redención. Es paz, amor, servicio, entrega a los demás, amistad… Así lo viven muchos, y lo reviven con más fuerza en este día, en encuentros familiares, en diálogos de amigos, en el recuerdo y acompañamiento a quienes están solos o enfermos.

Al mismo tiempo, la presencia del mal recorre la historia y se manifiesta. Y no podemos cerrar los ojos. En Navidad hay cristianos perseguidos por profesar su fe,  despreciados, asesinados…

Transmitimos una información sobre dos cristianos coptos -padre e hijo, Emad y David Kamal- asesinados en Egipto por un agente oficial que teóricamente debía resguardarlos. Desde que asumió el gobierno Abdelfatah Al-Sisi, en junio de 2014, han muerto en Egipto 114 cristianos en ataques terroristas.

“Nos hemos acostumbrado a ver cómo se suceden los crímenes, los atentados y los incendios de iglesias”,  dice al periodista Francisco Carrión, del diario español El Mundo, Bashir Stefanus, que tiene dos hermanos decapitados en 2015 por el Estado Islámico (ISIS, su sigla en inglés) en una playa de Trípoli, Libia. País que acaba de sufrir hoy otro terrible atentado de esa organización en el edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Nos unimos al dolor de todas las víctimas y sus allegados, deseando que el espíritu navideño se imponga sobre el odio y la destrucción, y nos solidarizamos de modo especial con los hermanos cristianos que sufren persecución por sostener la fe. Gente de prensa.