Una creación periodística de Luis Pedro Toni

Balance 2018: Sunset y un valiente contra el riesgo teatral de Buenos Aires

El teatro cambió mucho, el comercial y el otro. Y este año más por la inflación, que deterioró los haberes de todos los bolsillos, ya casi no quedan los denominados “Caballitos blancos”, unos caballeros que bancaban títulos teatrales con sus ganancias, o “Señores buenos”, o a veces les decían “gatos”, ya que tenían alguna damita en cartelera, y entonces invertían en la obra, o en este caso, más bien en revistas, que casi ya no se exhiben.

El espectáculo Sunset Boulevard estuvo tres meses en el Maipo con producción de Gustavo Yankelevich y Lino Patalano, fue de lo más costoso en escena, y brilló con Valeria Lynch. Lo propio ocurrió en el Astral y Nacional con El violinista en el tejado, con Raúl Lavie y Sugar en el teatro Lola Membrives. Dentro de estas propuestas estuvo Ejercicios fantásticos del yo en el Coliseo, La vida a Palos con Imanol Arias en el Maipo.

En estos días se habla por la calle que nunca duerme que Patalano habría vendido el Maipo, legendaria sala fundada en 1918 con el nombre de Esmeralda. Al mismo tiempo se informa que en los próximos días Lino va producir un nuevo estreno  de Hello Dolly, pero en el espacio Konex. Más allá de estos resaltantes títulos (hubo otros que también movieron las boleterÍas, los números son secretos de los empresarios, como Del otro lado de la cama, Los vecinos de arriba, Un rato con él, Ver y no ver, Toc-toc y unos pocos más) el teatro de Buenos Aires tuvo un valiente con la economía que vivimos que pese a todas las contras y riesgos, sin duda, se animó a convertir el viejo Tabaris, sin su lumínico la calle Corrientes dejaría de existir.., lo triplicó en escenarios, donde en uno de ellos  hay un policial inglés, La ratonera, que lleva más de seis décadas en Londres.  Por supuesto nos referimos a Carlos Rottemberg. No podemos negar tampoco en esta temporada que finaliza el surgimiento de reveleción y excelente conversión cómica del ex comerciante del Once Moldavsky, y la consecuencia de ser un saludable imitador que desarrolla Martin Bossi con su talento de manera eficaz. Otras dos grandes atracciones que salvaron la temporada y siguen en plena vigencia.